
Una de las aproximaciones y mezclas entre las músicas tradicionales y la música antigua mejor logradas que podemos encontrar y no solo de entre lo recientemente publicado. En Olvidadas sentimos cómo se puede aliviar una negra cotidianidad con la música que persiste en la memoria, así como en la memoria deberían permanecer los nombres de las españolas prisioneras en el campo de concentración nazi de Ravensbrück.
“Ahora el sol va a brillar, como si nada malo hubiese pasado anoche”, así comienzan los Kindertotenlieder de Gustav Mahler, un autor que vivió los primeros años del XX, áspero preámbulo de la oscura historia de Europa en la primera mitad del siglo. La relación entre belleza y desgracia no solo ha hecho correr ríos de tinta, sino que ha servido de inspiración para las más diversas propuestas artísticas, alimentadas por la multiplicidad de sus posibilidades, desde la negación hasta la catársis, de la evasión a su uso como herramienta para sobrevivir. Olvidadas, libro-CD del Ensemble Cantaderas, nos habla de esto último.
Partiendo de cómo se vive la belleza y de cuál puede ser su papel en la desgracia, la producción está dedicada a las españolas deportadas al campo de concentración nazi de Ravensbrück entre 1942 y 1945. La tracklist, que se apoya en un trabajo de documentación, es una especie de fiorilegium objetivo y subjetivo de las artistas sobre lo que podríamos definir como el paisaje sonoro interior de las prisioneras.
Lo objetivo lo ilustra el poderoso testimonio de una de ellas, Ángeles Martínez, a la que su compañera Dolores García Echevarrieta (Charlie) aconsejó “cuando te sientas triste canta. ¡Canta y vivirás!”, como bálsamo ante su inminente confinamiento en una celda de castigo, y se manifiesta en las músicas populares que se incluyen, recopiladas por diferentes vías. Aquí escuchamos a las voces, ocasionalmente con sencilla percusión, “piedras recogidas en el lager, dedales, cucharas y un tambor (…) junto con las manos sobre una mesa”. En cuanto a lo subjetivo que nutre la lista tenemos piezas medievales y renacentistas, donde destacamos los dos hondos plancti del Códice de Las Huelgas (siglo XIV).
Aunque en una descripción todo lo anterior puede sonar ecléctico y, desde cierta perspectiva, incluso irreconciliable, es sin lugar a duda una de las aproximaciones y mezclas entre las músicas tradicionales y la música antigua mejor logradas que podemos encontrar y no solo de entre lo recientemente publicado. Aunque pudiéramos pensar que ello se apoya y se desarrolla en los textos que son la otra parte de la propuesta, lo sonoro tiene la suficiente autonomía como para que lo escrito crezca hacia el que es quizás el objetivo último de las artistas, rescatar del olvido a estas mujeres.
De entre todo lo extramusical que rodea esta grabación, es de un inmenso peso simbólico el hecho de que se grabara en la fábrica textil del propio campo de concentración, ahora Memorial de Ravensbrück. Podemos escuchar el espacio de manera indirecta en la calidad de la toma de sonido y directamente en los últimos cinco segundos de “silencio” del sentido Por ver si me consolaba, un breve y poderoso epílogo, que cierra el CD.
Poner en pie una propuesta artística que no solo recurra al pasado, sino que dialogue con él es sin duda el mayor mérito de Olvidadas, donde podemos sentir en el sonido cómo se puede aliviar una negra cotidianidad con la música que persiste en la memoria, así como en la memoria deberían permanecer los nombres de todas estas mujeres.
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