Doce Notas

El Festival de Otoño despliega en noviembre su potente programación con 23 propuestas de teatro, danza, música y poesía de 17 países

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El Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid llega en noviembre con veintitrés citas imprescindibles de teatro, danza, música y poesía en seis espacios de Madrid capital, San Lorenzo de El Escorial y Móstoles. Del 6 al 30 de noviembre, la 43ª edición de esta gran cita escénica despliega su intensa y variada programación marcada un año más por su carácter internacional, con 18 producciones procedentes de 16 países además de España, y centrada en Hispanonamérica y los jóvenes, con un propósito: ser “un espacio para el diálogo artístico, estético, cultural y generacional”, en palabras de su directora, la mexicana Marcela Diez.

Más del 50 por ciento de los montajes y colaboraciones proceden de Hispanoamérica. El Festival propone un viaje de norte a sur por la mejor escena del continente con obras que abordan temas como las desapariciones en México, las agresiones contra las mujeres y la violencia política.

De esas realidades hispanoamericanas hablarán autores como Marina Otero, David Gaitán, Lola Arias y Vicky Araico, y compañías como Teatro Petra, con uno de sus montajes históricos, Labio de liebre y Teatrocinema con la espectacular Historia de Amor.

El otro foco del Festival de Otoño se sitúa en la juventud, a la que se dedica casi un tercio de la programación. Marcela Diez ha puesto el empeño en atraer a los jóvenes dando cabida a estéticas, expresiones e intereses que les atañen, lo que no excluye al resto de públicos, debido a la alta calidad de los espectáculos, como Macbeth Muet, un sorprendente acercamiento, sin palabras, a la obra de Shakespeare; el recorrido por las músicas urbanas del coreógrafo franco senegalés Amala Dianor y Odiseas, de La Mecànica.

Al Festival regresan el coreógrafo griego Christos Papadopoulos y Alain Platel junto a Fabrizio Cassol y Rodriguez Vangama, con les ballets C de la B, dentro de la sección dedicada a la danza, que incluye también obras de Lukas Avendaño y Marco da Silva Ferreira.

El Festival contará con 4 estrenos absolutos, 8 estrenos en España y 9 en la Comunidad de Madrid de España, Suiza, Congo, Chile, Colombia, México, Francia, Portugal, Grecia, Italia, Uruguay, Argentina, Canadá, Alemania, Ucrania, Reino Unido y Bélgica. Las funciones se representarán en Teatros del Canal, el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, el Teatro de La Abadía, Réplika Teatro, la Sala Cuarta Pared, el Teatro Pradillo en Madrid capital y en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial y el Teatro del Bosque de Móstoles.

Mapa de viaje de norte a sur

El principal viaje escénico que el Festival de Otoño ha organizado durante un mes llevará al espectador a la geografía hispanoamericana. Allí podrá iniciar el recorrido en América del Norte, con México y sus reflexiones sobre temas sociales como los desconocidos muxes oaxaqueños, la dramática realidad de las desapariciones y las madres buscadoras que desgarran a ese país o la violencia de género.

Destacan tres monólogos de mujeres, como el de Conchi León, que en Cachorro de León se adentra en su propia vida para contarnos la relación con su padre maltratador y alcohólico. Otra actriz mexicana, Cecilia Suárez, se transmuta en la escritora Cristina Rivera Garza en El invencible verano de Liliana, memoria personal de esta autora sobre su hermana, Liliana Rivera Garza, asesinada en 1990 por un exnovio, que huyó y hasta hoy no ha sido atrapado.

La dramaturga y actriz mexicana Vicky Araico levanta, por su parte, un testimonio contra el olvido en otro monólogo que reconstruye en Hasta encontrarte experiencias reales de familiares de desaparecidos en México. En el personaje de Alma, una madre que busca a su hija adolescente, se condensa la tragedia de las más de 114 mil personas desaparecidas en México, entre ellas más de 26 mil mujeres.

En el territorio de las identidades sexuales opera Lukas Avendaño en Réquiem para un alcaraván, una performance en la que el artista mexicano encarna la compleja identidad de los muxes, u hombres homosexuales del Istmo de Tehuantepec donde nació.

La última parada mexicana revisa uno de los clásicos de la literatura dramática universal, Edipo Rey en Edipo: Nadie es ateo, del joven y talentoso David Gaitán. En ella realiza una lectura en torno a la confrontación entre fe y verdad y la fuerza del destino.

El viaje continúa hacia la parte más austral del continente, con una breve pero rica escala en Colombia, rindiéndose al humor e incisivo análisis de la realidad colombiana propuesto en la icónica obra Labio de liebre, de Teatro Petra. En esta obra sobre el perdón y la venganza, un hombre que cometió crímenes atroces y cumple arresto domiciliario en un lugar frío e inhóspito recibe la visita de los fantasmas de las personas que asesinó para pedirle que recuerde sus nombres.

Finalmente, el periplo llega al Cono Sur, trayendo de Argentina la multipremiada obra Los días afuera de Lola Arias, continuación de la película Reas, una de las sensaciones del Festival de Berlín de 2024, sobre la vida de mujeres cis y personas trans después de salir de la cárcel servido en un molde documental y musical.

Después de Kill me (2024), Love me (2022) y Fuck me (2020), parte del proyecto escénico Recordar para vivir de Marina Otero, la creadora argentina presenta en exclusiva en el Festival de Otoño El oficio de morir, una conferencia performativa sobre el proceso de creación de su próxima obra y sobre el amor romántico que ella vivió con un hombre árabe.

De Uruguay llegan dos muestras diferentes de su bullente escena: Las cosas que perdimos en el fuego, adaptación por Leonel Schmidt de seis cuentos de terror social de la rock star de la literatura hispanoamericana Mariana Enriquez, atravesados por la pobreza, la violencia, los crímenes contra las mujeres, la política, los desaparecidos… Y Ofrenda para el monstruo, de la reconocida coreógrafa Tamara Cubas, que incluye a jóvenes nacidos este siglo en una puesta en escena preparada en un taller dirigido a presentar una obra en la que esos jóvenes lleven a cabo una serie de acciones rituales en torno a la idea de la juventud como choque entre pasado, presente y futuro

Una de las compañías emblemáticas de Chile, Teatrocinema, exhibe Historia de Amor, basada en la novela homónima del escritor francés Régis Jauffret (1988) sobre un caso de violación, acoso y sumisión. Con una puesta en escena deslumbrante, con su mezcla de cómic y película, con actores reales y dibujados, cuenta la historia de un psicópata profesor de inglés, que secuestra a una mujer para convertirla en su esposa y madre de sus hijos.

Una revisión de dos clásicos europeos

De Europa proceden dos montajes que reinterpretan el legado de los clásicos y los imbrican en nuestro presente. El primero, La vida es sueño, de Calderón de la Barca, es una producción ucraniana de la Lesya Ukrainka National Academic Drama Theatre codirigida por Ignacio García y Oleg Zamyatin. Estrenado el pasado diciembre en un país en guerra, el montaje reúne a ocho actores que sobre el escenario reflexionan sobre temas que aborda la obra Calderón (la libertad, la identidad, los sueños) y que ellos y los ciudadanos ucranianos viven diariamente en sus propias carnes.

Re Chicchinella es uno de los espectáculos grotescos que definen el teatro de la directora italiana Emma Dante. Tomando uno de los cuentos de Giambattista Basile, Dante zarandea los comportamientos morales derivados de la desventura de un rey que pone huevos de oro presentando una alegoría sobre la hipocresía y la avaricia.

Audiencias del futuro

El Festival de Otoño pone en esta edición un empeño especial por atraer a las artes escénicas a la juventud, a las audiencias del futuro que ya son público. Y lo hace pensando en sus estéticas, expresiones e intereses, enfocando casi un tercio de la programación, con mucha danza y sus ritmos, como el espectáculo de clausura, DUB, en manos del gran coreógrafo francés Amala Dianor, que ha reclutado a bailarines urbanos y creado con ellos una fiesta underground. Diferentes estilos de danza actuales se alternan en escena, del voguing al breaking y al waacking, que son bailados en grupos, dúos, tríos o individualmente en un despliegue que recuerda las producciones de Broadway.

La fiesta seguirá en Odiseas, de la compañía mallorquina La Mecànica, un espectáculo cautivador dirigido a adolescentes a partir de los 12 años y adultos. Esta experiencia inmersiva fusiona la actuación física en vivo con tecnología digital, a través de una narrativa que explora la identidad personal, el vínculo intergeneracional y la búsqueda de pertenencia. Los móviles de los espectadores se convertirán en una herramienta escénica interactiva a través de una novedosa aplicación digital creada por la Fundación Épica de La Fura dels Baus.

Los jóvenes disfrutarán también del montaje sin palabras Macbeth Muet, procedente de Quebec de la mano de la compañía La Fille Du Laitier y sus espectáculos originales e impactantes, donde objetos y el sinsentido se entrelazan. La obra deconstruye el texto original, condensa escenas en un solo vistazo y hace magia con los objetos.

Papadopoulos evoca su juventud

El coreógrafo griego Christos Papadopoulos evoca su juventud en su pueblo natal de Nemea en uno de los selectos montajes de danza del Festival, My Fierce Ignorant Step. Como una reacción ante la rabia que le provocaba un presente de corrupción, guerras, destrucción del medio ambiente y ascenso de la extrema derecha, Papadopoulos ha volcado la mirada hacia el pasado para tratar de recuperar a través de la música y el baile algún tipo de esperanza.

Otro coreógrafo, el portugués Marco da Silva Ferreira combate desde la danza en F*cking Future contra el machismo, el militarismo y el patriarcado, con una mezcla de baile urbano africano y folclore portugués.

La Comédie de Genève regresa al Festival de Otoño con una auténtica fiesta multicultural de música y danza: Coup Fatal, dirigida por Alain Platel con su compañía Les ballets C de la B junto a intérpretes musicales de Kinshasa. La obra logra el milagro de fundir músicas aparentemente ajenas como el barroco y la congoleña, y populares como el rock y el jazz mediante una alquimia sabiamente elaborada por el compositor y saxofonista Fabrizio Cassol y el guitarrista y bajista de Kinshasa Rodriguez Vangama.

Inspirado en la película muda danesa HÄXAN sobre la brujería en la Edad Media, George Marinov y ÉSKATON estrenan el proyecto escénico HÄXAN. Este proyecto se pregunta por los cuerpos sobre los que hoy se aplican los mismos mecanismos de poder que en el siglo XV influyeron en la demonización y aniquilación de los considerados herejes.

Letra y música

La poesía y la música conjugan con emoción en otros dos espectáculos: De Púrpura y Melancolía de los músicos Emilia y Pablo, que reúne un puñado de canciones de su última obra, Isla Virtuosa y otras nuevas que se adentran en el universo de poetisas latinoamericanas. Y, por otro lado, Violeta Gil regresa a la lírica de su primer libro con Andábamos maravillados, cuarto estreno absoluto del Festival. El montaje es la versión escénica de un libro que se publica también en otoño y toma la forma de un concierto (con el músico Marcos Nadie) y una conversación sobre el amor entre personas de dos generaciones.

Por último, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, bajo la dirección de Alondra de la Parra, ha reunido en un mismo programa con el título Amor imposible músicas de George Gershwin (Catfish Row, suite sinfónica de Porgy and Bess) Serge Prokofiev (una selección de Romeo y Julieta) y La noche de los mayas de Silvestre Revueltas.

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