Doce Notas

Jesús Carmona muestra en Teatros del Canal las diferentes personalidades que afloran en un artista con Super-viviente 

contemporanea danza  Jesús Carmona muestra en Teatros del Canal las diferentes personalidades que afloran en un artista con Super viviente 

Super-viviente, el cierre de la trilogía que el bailarín Jesús Carmona (Barcelona, 1985) impulsó en 2020 a partir de El salto y posteriormente con Baile de bestias, se adentra en el mundo de la enfermedad mental de la disociación de personalidad y su relación con el propio artista como creador de diferentes personajes a lo largo de su trayectoria. Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid acoge dos funciones de esta obra de danza flamenca, estreno en la región madrileña, este sábado y domingo 18 y 19 de octubre.

Carmona exhibió El salto en 2020. A esta reflexión sobre la masculinidad en relación con la paternidad le siguió un año después Baile de bestias, una indagación en el dolor del artista y en sus bestias interiores para aprender a vivir y a bailar con ellas. Ambos trabajos, según el propio Carmona, conllevaron una “fuerte carga emocional, y un intenso conocimiento y exploración del subconsciente”.

Su gestación se produjo en años de consagración del artista, después de un inicio precoz en los escenarios, a los 16 años, consecuente con sus estudios en el Institut del Teatre y Dansa de Barcelona y aprendizaje con artistas como Antonio Canales, Eva Yerbabuena, Domingo Ortega, Manuela Carrasco y Ángel Rojas. Entonces, 2020, recibió el Premio Nacional de Danza; en 2021 logró el Premio Benois al mejor bailarín y en 2022 el Premio Max de las artes escénicas por la segunda entrega de su trilogía.

De la carga emocional y la exploración del subconsciente de sus trabajos previos llegó a Super-viviente para finalizar este ciclo sobre el mundo “donde se entierran nuestros miedos e incertidumbres, pero donde surgen también las ideas más creativas y las mayores pasiones, donde crecen muchos de nuestros sueños e ilusiones”.

Carmona partió de la pregunta de cómo detectar, expresar, comunicar y, en este caso bailar, los procesos de construcción del sujeto, y cómo pueden afectarles trastornos de la personalidad como el disociativo. A partir de esta pregunta, Carmona llevó a cabo una serie de encuentros teóricos con psiquiatras, filósofos, neurocientíficos y otros expertos en la materia, que le suministraron materiales teóricos y prácticos para armar su espectáculo.

Con estos materiales, el bailaor, con la dirección de María Cabeza de Vaca, concibió una obra en cuatro escenas que reflejan determinados aspectos de la sicología del artista: su presencia ante los medios de comunicación, su exposición al público, su personalidad derivada de la experiencia vital de la infancia y su relación social con amigos.

Para todos estos momentos, el artista crea otras tantas personalidades. “Dependiendo del ambiente en el que me encuentre- explica Carmona-, mi personalidad ‘original’ resalta ciertos aspectos y comportamientos y oculta otros. ¿Podríamos llegar a cambiar tanto que dejáramos de reconocer el ‘yo’ original? Incómodo por esa sensación de impostor, exploro y defiendo la teoría de que el ser humano, como arma de protección social, va desarrollando una especie de trastorno camaleón, que permite a una única personalidad, cambiar para acomodarse a su entorno y de esta forma encontrar la aprobación de los demás»

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