Doce Notas

Vna pequeña centella, 74 minutos de un Fuenllana nocturno

cdsdvds  Vna pequeña centella, 74 minutos de un Fuenllana nocturno

Una producción desnuda de artificios donde el detalle, los silencios y el tiempo, construyen un objeto sonoro por el que transitar, sin el afán de colocarnos digitalmente en ese paradigma binario artista-público, sino planteado como un espacio al que acudir.

Puede parecer una cuestión menor, inclusive ociosa, el preguntarse “¿qué es una grabación, obra en si misma o testimonio”, sin embargo es algo a lo que no es fácil responder, sobre todo en la música clásica. La tendencia general es que las producciones discográficas así etiquetadas reproduzcan de alguna manera la experiencia del concierto, y eso se hace evidente en el cuidado en el orden del “programa”, en el cuidado para que suene “natural” (sea lo que sea eso) o en el huir de cualquier recurso tecnológico que no sea reproducible en una sala de conciertos, como el multitracking. Ahora bien, después del CD como una especie de concierto embalado, la otra aproximación más común es el CD como documento, como registro o repositorio, desde los cofres de grabaciones históricas compiladas hasta los monográficos. Es en esta última categoría que hay que entender y escuchar Vna pequeña centella, el monográfico con fantasías de Miguel de Fuenllana en las manos de Silvestre Peña Ortega.

Estamos ante 74 minutos de música para vihuela sola y de manera muy sabia Peña Ortega, junto con el resto de los responsables de este proyecto, no busca crear un relato, remover apasionamientos o epatar escuchas, sino que nos entrega una producción desnuda de artificios donde el detalle, los silencios y el tiempo, construyen un objeto sonoro por el que transitar. No hay un afán por colocarnos digitalmente en ese paradigma binario artista-público donde a los segundos, pasivos, se les lleva del brazo, sino un espacio al que acudir, y en el que solamente despojándose del ruido mental de las propias expectativas se puede apreciar la miríada de detalles: sutiles cambios de tempo, rubatos discretos o recorridos dinámicos que no centellean sino que se inflan o desinflan de manera orgánica.

Aunque no es especialmente necesario para disfrutar de la escucha, recomendamos leer las notas del libreto a cargo del mismo Peña Ortiz y el tracklist, tal y como se recoge y organiza ahí, que completan un concepto redondo de apetecible paz nocturna.

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