También podría haber titulado esta reseña «de tal palo tal astilla«. Markus es hijo de uno de los más grandes y polémicos creadores musicales europeos, Karlheinz Stockhausen, que revolucionó la música contemporánea de posguerra desde sus Encuentros de Darmstadt a partir fundamentalmente de la electrónica, olvidándose de la progresión serial tan practicada en Europa.
Markus ha elegido un camino diferente al de su padre, solo en el uso de la electrónica -sin cintas- a base de sintes, secuenciadores y teclados les acerca un poco.
Es una auténtica «caja» de CDs a pesar de tener solo tres unidades. Más de ciento ochenta minutos de música agrupada en dos partes, la primera a base de composiciones, primer cd, y los otros dos recogiendo…»improvisaciones«.
Pregunto: ¿improvisan los sabios? Yo lo llamaría composición espontánea, los británicos ya lo denominaron así en los años ochenta.
¿Las fuentes? jazz eléctrico, psicodélica, electrónica, sonido ECM, armonías barrocas y clásicas occidentales, armonías orientales, percusión cálida y eficaz muy alejada del rock beat.
Todo eso muy bien dosificado, incluso en directo – pude verles en un viaje reciente a Bonn- con una intensidad – no volumen- impresionante y un sonido limpio como pocos conciertos con gran aparataje electrónico.
El primer disco contiene ocho composiciones espléndidas donde ponen sobre la mesa las fuentes de las que se nutren y quedaron ya apuntadas arriba. Una impro solo en este primer CD –Destiny- que fija el paso para los dos siguientes, estos centrados en las improvisaciones, más psico y electrónicas a medida que avanzamos.
Otras dieciséis piezas improvisadas, alguna bastante larga sin perder un ápice de intensidad. ¿Miles? ¿Wheeler? ¿Rava? Los tres, sin ningún complejo.
El concepto fundamental es «hacer música» con los materiales sonoros que más te apetezcan en cada momento y para cada idea. La elección del cello en vez del contrabajo o el bajo eléctrico da muchas pistas sonoras y conceptuales.
¿Un tema destacable? Un blues lento a su manera… Fender Rodhes y trompeta con sordina: Peace Is Possible. (Ya vemos que no). Algunas de estas improvisaciones fueron usadas en el directo que pude ver…
Ha aprendido con el jazz eléctrico -Miles- y con la música contemporánea que la revolución musical llega trabajando sobre el sonido, la sonoridad del conjunto…las notas y las armonías son herramientas al servicio de esa sonoridad, a veces cargada de efectos sorprendentes.
Y vamos acabando. En un mundo tan distópico como el actual es un alivio escuchar una obra así, que nos remite a paisajes y atmósferas más humanas y utópicas… y que como nos dijo Galeano: «la utopía nos sirve para caminar«.
Si tienen oportunidad pídanlo a algún proveedor europeo de discos o directamente a:
o-tonemusic.de y a gozar todo el verano, seguro.
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