Víctor Pablo Pérez, historia viva de la Sinfónica de Tenerife, pondrá el próximo 29 de agosto el broche de oro a la 64ª edición del Festival de Pollença, que inaugurará veinte días antes la violinista Janine Jansen y la Camerata Salzburg. A lo largo de ocho conciertos el claustro de Sant Domingo revalida un año más la capitalidad musical balear con solistas de primera línea como la soprano búlgara Sonya Yoncheva (16 de agosto), el pianista húngaro András Schiff (12 de agosto) o la violinista holandesa Janine Jansen (9 de agosto).
A las tres orquestas invitadas – Camerata Salzburg, Orchestre de l’Opéra Royal de Versailles y Sinfónica de Tenerife- cabe sumar otras cuatro formaciones de cámara – Cuarteto Casals (14 de agosto), Helix Trio (20 de agosto), Galdós Ensemble (23 de agosto, acompañando a Iván Martín) y Spanish Brass (26 de agosto). De este modo el insigne pianista Sir András Schiff protagonizará el único recital solista de la presente edición.
La Iglesia de Monti-sion de Pollença fue el lugar elegido para la gala de presentación, amenizada por el Duo Cassadó, quien agasajó al público con obras de Boccherini, Zoltan Kodaly, Sulkhan Tsintsadze, Maurice Ravel y Dmitri Shostakovich. Este último atrae, a nivel programático, los focos principales de la presente edición. No en vano, a la interpretación de su Novena Sinfonía bajo las órdenes del ínclito Víctor Pablo Pérez a modo de colofón, cabe sumar el Cuarteto nº 8 y uno de sus dos tríos con piano.
El director burgalés, uno de los máximos embajadores del sinfonismo shostakoviano en nuestro país (ha interpretado buena parte de sus 15 sinfonías) no faltó tampoco a la cita y, junto al director del Festival de Pollença, Pere Bonet, departió distendidamente sobre la creación musical y el anhelo de poder en el coloquio previo. Pérez glosó sucintamente la doble faceta del compositor soviético: obligado por una parte, a complacer al regimen stalinista con encargos de circunstancias y, por otra, entregado de pleno a su vocación sinfonista. Una encrucijada vital que ha alimentado mucho la novelesca y a las falsas atribuciones en torno a su figura, alertó el director. En relación al uso paródico de las frecuentes citas musicales encriptadas en sus partituras, puntualizó: “hay que dejar que sea el oyente quien decida si existen o no esas burlas al regimen”.
Coincidiendo con el 50 aniversario de la muerte del compositor ruso, el público pollencí podrá ahora sí juzgar con más conocimiento de causa hasta donde llegaba la capacidad de escarnio del “último gran sinfonista del siglo XX”. El 64º Festival de Pollença dará inicio el día que se cumpla exactamente medio siglo del deceso del peterburgués: el 9 de agosto.
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