Doce Notas

Música reformada

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© Miguel Lorenzo

A caballo entre el barroco y el clasicismo, el Orfeo de Gluck llega a Les Arts con una sencilla y eficaz, a la vez que un tanto lóbrega producción de Robert Carsen, quien ya cosechó un notable éxito con su montaje de Elektra. En esta ocasión todo giró en torno a la relación entre la vida, la muerte y el amor con un decorado único que la iluminación presentó eficazmente de diferentes maneras.

Esta coproducción con el Théâtre des Champs-Elysées, la Canadian Opera Company, el Teatro dell’Opera di Roma y la Opéra Royal de Versailles venía musicalmente avalada por el director Gianluca Capuano, el cual dirigió esta misma producción en 2019 en Roma donde compartió cartel con el contratenor Carlo Vistoli (Orfeo). Aquí en Valencia, Vistoli causó una impresión inmejorable, consolidado en pocos años como uno de los más destacados contratenores con un timbre limpio y nítido, y una técnica que le permite moverse con soltura a lo largo de toda su tesitura. Le acompañaron las sopranos Francesca Aspromonte (Euridice) y Elena Galitskaya (Amore), la primera con una excelente voz formada en el Mozarteum de Salzburgo especialmente para el repertorio barroco y clásico, y la segunda tras obtener muy favorables críticas por su pícara y vivaz interpretación de Amore.

“Hasta tumbado en el inframundo, el Coro de la Generalitat no deja de cantar bien”, podría servir aquí de lema para elogiar el trabajo realizado por este magnífico conjunto vocal dirigido desde hace más de 35 años por Francesc Perales: “Me he entregado a él en cuerpo y alma y he ido evolucionando con él”, asevera el director setabense que desea para sus cantantes óperas con mucha acción, mucha escena y nuevos retos musico-vocales. La orquesta volvió a lucir de manera habitual, si bien siguiendo las órdenes de una batuta un tanto precipitada en la obertura y en algunas arias, entre ellas la archiconocida Che farò senza Euridice.

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