¿Es posible dar una nueva mirada al Lago de los Cisnes? Este es el reto al que se enfrenta el coreógrafo y director francés Angelin Preljocaj, que fusiona las preocupaciones medioambientales y el cambio climático con la música de Chaikovski -introduciendo breves fragmentos fuera de la partitura original, que también ha sido abreviada- en una versión de El lago de los cisnes que transcurre entre yacimientos de combustibles fósiles, futuras plataformas de perforación y un amor que lleva la defensa del medio ambiente como una bandera.
Angelin Preljocaj traslada la leyenda a nuestro tiempo, planteando la hipótesis de que el lago -metáfora del propio ballet clásico- está en peligro de extinción y hay que salvarlo adaptándose al nuevo desafío medioambiental. Tras haber abordado Blancanieves y Romeo y Julieta, Angelin Preljocaj se arriesga a someter un gran clásico a una revisión audaz y profunda, transformando a la princesa Odette en una ardiente ecologista. El resultado, según la crítica experta, es un magnífico y brillante espectáculo que nunca pierde la esencia del clasicismo de El lago de los cisnes, en el que el cuerpo de baile del Ballet Preljocaj y sus estelares protagonistas demuestran una vez más por qué es una de las compañías más deseadas, aplaudidas y emocionantes del circuito internacional.
Nacido en Francia, comenzó a estudiar ballet clásico antes que danza contemporánea. Sus coreografías forman parte del repertorio de las compañías más importantes. A lo largo de su carrera, ha recibido numerosos premios. En 2019 fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes. Desde 2006 el Ballet Preljocaj y sus 24 bailarines residen en el Pavillon Noir en Aix-en-Provence, un edificio totalmente dedicado a la danza.
Con la colaboración del Institut Français de Sevilla
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