Como protagonistas tendrán al violinista ruso Vadim Repin, quien está considerado como uno de los sonidos más pulcros y cristalinos del instrumento de Cremona, junto al pianista Nicolai Lugansky, un intérprete visionario «cuyas interpretaciones de compositores como Rachmaninov o Prokofiev son epítomes para cualquier melómano». Juntos, presentan un programa que esboza a grandes rasgos la gran sonata posromántica para violín y piano.
El programa dará comienzo con la Sonata para violín y piano en Sol menor L 140 de C. Debussy, que en palabras del compositor: «Desborda un alborozo tumultuoso». Una sonata breve, casi conclusiva, que en escasos trece minutos nos dibuja el imaginario artístico de un compositor que parecía despedirse del mundo con murmullos de nostalgia
De las pinceladas sonoras de Debussy, Repin y Lugansky conducen hacia la grandiosidad de Edvard Grieg y su Sonata para violín y piano nº 3 op. 45. Frente al acuñado miniaturismo y folclorismo del compositor noruego, su Tercera Sonata destaca por la robustez de conceptos opuestos, entremezclando las danzas y el folclore con estructuras más clásicas. Toda una oda a la poética musical que cautivó desde su estreno, convirtiéndose en una de las obras más sonadas del compositor.
Completa el programa la Sonata para violín y piano en La mayor de César Franck. Una sonata concebida como un regalo de nupcias entre el violinista Eugène Ysaÿe y Louise Bourdeau. La belleza de su primer movimiento, presentando un amor sinuoso y seductor, se ha convertido en una de la melodías más hipnóticas del repertorio. Su forma cíclica sumerge al oyente en sucesivas capas de mesmerismo en donde sueño y vigilia comparten la misma realidad.
La próxima cita será el 26 de febrero, con el pianista Grigory Sokolov.
__________