Doce Notas

Angélica Liddell abre la edición 41ª del Festival de Otoño con Liebestod

festivales  Angélica Liddell abre la edición 41ª del Festival de Otoño con Liebestod

© Christophe Raynaud de Lage

A partir del 9 de noviembre el curso escénico de la Comunidad de Madrid entra en uno de sus momentos álgidos con la llegada del Festival de Otoño, que este año alcanza su edición número 41 con 38 compañías, colectivos y artistas provenientes de 12 países y 6 autonomías españolas. Como afirma su director Alberto Conejero, “una vez más conviven sin jerarquías el teatro de texto, el de objetos, el teatro físico, la danza y, este año, con mucha mayor presencia que en anteriores, la música. Nuestra voluntad es trascender estas categorías, que la escena sea un lugar para la hibridación, para lo que escapa de las taxonomías”.

Con 9 estrenos absolutos, 7 estrenos en España y 34 en la Comunidad de Madrid, el festival se va a desarrollar en 13 espacios de la capital y en otros 15 de la región. La primera semana presenta ya 13 espectáculos y, como viene siendo tradición, el arranque tendrá lugar en los Teatros del Canal, sede principal del festival, en esta ocasión con una nueva comparecencia de nuestra artista escénica más celebrada internacionalmente en estos momentos, Angélica Liddell, que viene a presentar Liebestod. El olor a sangre no se me quita de los ojos. Juan Belmonte.

Estrenada en 2021 en la meca del teatro europeo, el Festival de Avignon, Liebestod ha agotado entradas y ha cosechado encendidas ovaciones tanto en la ciudad provenzal como en París, Berlín, Bruselas, Praga, Lausanne, Barcelona o Estocolmo. El mítico torero Juan Belmonte se cruza con Wagner para, como señala Liddell, “hablar de una historia del teatro que es la historia de mis raíces y la historia de mis abismos. Se cruzan para darle voz a mi oscuridad y al origen de mis obras. El cielo cae a la tierra y el infierno sube al trono de Dios. No estoy tan preocupada por lo que se pueda entender, sino por lo incomprensible, por el asombro, por la Epifanía ante lo inexplicable. No me interesa la reproducción de la realidad sino de lo real, es decir, lo invisible”.

Una vez inaugurado el festival, asistimos a los primeros espectáculos internacionales de una cita que siempre se ha caracterizado por reunir cada año algunos montajes hechos y celebrados más allá de nuestras fronteras. Será en esta ocasión con dos piezas latinoamericanas que comparten la sencillez en su ejecución, sustentada en un trabajo actoral impecable y en la profundidad de sus planteamientos, que dibujan un acercamiento a lo mejor y lo peor del ser humano.

Desde Chile llega Villa, de Guillermo Calderón (Teatros del Canal, 10 y 11 de noviembre), en el año en el que se está recordando el golpe militar que acabó con el gobierno popular de Salvador Allende y trajo la dictadura de Augusto Pinochet. Se trata de una obra estrenada en 2011 que se retoma ahora que el debate sobre la gestión de la memoria está más candente que nunca. De eso va Villa (título que hace alusión a Villa Grimaldi, que albergó uno de los centros de detención y tortura durante la dictadura), de cómo gestionar la memoria, de cómo enfrentarla, de las contradicciones que supone y los sentimientos que pone en juego. Montaje de escueta teatralidad, dirigido por el propio Calderón, las tres mujeres protagonistas, que no se conocen entre sí, son interpretadas por tres actrices impresionantes, sin que les haga falta aparataje alguno, ni vestuarios, ni maquillajes, ni escenografías ni espacios sonoros. A pelo, con la crudeza que el propio tema de la función expone.

Y desde Argentina llega Experiencia II: Encuentros breves con hombres repulsivos (Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, 10-12 de noviembre), una versión teatral de algunos de los relatos contenidos en Entrevistas breves con hombres repulsivos del escritor norteamericano David Foster Wallace, que escribe y dirige el maestro Daniel Veronese con dos grandes actores argentinos: Marcelo Subiotto y Luis Dziembrowski. Se trata de la segunda pieza de las llamadas Experiencias Veronese que desde 2019 se vienen desarrollando en la sala Timbre 4 de Buenos Aires, todas ellas con una estructura sencilla: dos sillas, una mesa y dos actores. En este caso, la pieza apuesta por desentrañar la condición masculina contemporánea en los encuentros con mujeres, donde los hombres dan rienda suelta, sin acritud, al cinismo, la sobreprotección y la infantilización de la mujer, la condescendencia, la intimidación, las pequeñas y grandes violencias, el egoísmo y la resistencia e incapacidad de mirarse a sí mismos con ojos críticos.

La música tiene este año una gran presencia a través de varios ejercicios híbridos que dan como resultado artefactos escénicos como Amadora, que reúne palabra, cuerpo y música con un marcado acento femenino (Teatros del Canal, 11 y 12 de noviembre). Composiciones de Miren Iza, alma del grupo Tulsa, dramaturgia y dirección de María Velasco, coreografía de Josefina Gorostiza e interpretación de Socorro AnadónCarmen Mayordomo y Celia Bermejo. Juntas para elevar un sentido homenaje a la madre como concepto y a las madres como heroínas de andar por casa, siempre a merced del deseo ajeno, siempre dispuestas. Hay otros dos ejes temáticos relacionados en este espectáculo: el dolor, compañía silenciosa que estigmatiza a la mujer, y los roles que se le asignan en la representación social tradicional.

También buscando la fusión entre palabra y música para hablar y reivindicar lo femenino, la actriz Eva Rufo se reúne con el músico Enrico Barbaro para presentar el 11 de noviembre en Réplika Teatro Yo deseo (recital electrónico de inconfesiones femeninas). Se trata de un compendio de textos poéticos desde los márgenes del mundo oficial masculinizado, viajando de Safo a Sor Juana Inés, pasando por Li Ye, Wallada, Hildegarda de Bingen, Hadewijch de Amberes, Hafsa Al-Rakunía, Beatriz de Día, Christine de Pizan, Florencia Pinar, Teresa de Ávila, Louise Labé, Gaspara Stampa o Aphra Behn. Sus voces dialogarán en este recorrido con las de autoras contemporáneas como Ana Frank, Gloria Fuertes, Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño, Gioconda Belli, Ana Rossetti, Aurora Luque, Anne Carson o Elena Medel. En el centro, el descubrimiento del propio cuerpo, la contemplación de la belleza del ser amado, la excitación, el encuentro sexual, la separación y la ausencia, todo ello desde la posición activa y deseante, en primera persona.

Réplika Teatro se inunda así de poesía en este primer fin de semana del Festival de Otoño, porque tras Yo deseo acoge Pictura Fulgens: a través del fulgor, una celebración performativa que cuenta con la poeta, escritora y creadora escénica Violeta Gil como maestra de ceremonias. Durante las pasadas tres ediciones del Festival, bajo el título genérico de Pictura Fulgens, se llevaron a cabo una serie de experiencias en las que poetas jóvenes dialogaron con obras de arte de los museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen. Ahora se reúnen sus poemas en un libro y sus autores en esta fiesta otoñal que se desarrollará a lo largo de todo el domingo 12 de noviembre desde las 13h. y con entrada libre.

Y de la fiesta multitudinaria al recogimiento íntimo de Una casa en la montaña, obra escrita y dirigida por el dramaturgo catalán Albert Boronat, que junto a los actores Javier Beltrán y Sergi Torrecilla, genera un encuentro con un grupo de 20 personas para compartir comida, bebida y compañía y convocar el gesto más esencial y ancestral del teatro: contar historias. En concreto, aquí se cuenta la historia de dos hombres reunidos en una solitaria casa en mitad de una montaña, como reza el título. No sabemos nada de ellos, pero hay algo que sí se sabe: que uno de ellos debe acabar con el otro. Una obra que, en palabras de su autor, “hace explotar la expectativa convirtiéndose en una máquina en la que cualquier evento es posible”. La pieza tendrá lugar los días 11 y 12 de noviembre no en un espacio teatral al uso, sino en un rincón del Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes, que felizmente vuelve a ser sede del Festival de Otoño después de varios años de ausencia.

También convocando la intimidad y la cercanía, desde Dinamarca llega un montaje delicioso apto para toda la familia, una tentativa sobre el clásico Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas) a cargo de la veterana compañía danesa Asterions Hus. Con interpretación, dramaturgia y coreografía de Tilde Knudsen y dirección de Peter Kirk, el montaje de la obra de Lewis Carroll ha tenido la colaboración fundamental de la diseñadora de vestuario inglesa Susan Marshall, ya que, como explica Knudsen, “usamos el vestuario y las formas geométricas como punto de partida en un proceso divergente que ha dotado a la actuación de una fuerte expresión visual”. Basado en piezas modulares y en las sencillas formas circulares, triangulares y cuadradas, el vestuario es tan estrafalario y cambiante como el propio país de cuento al que llega Alicia siguiendo al conejo. Será en el Espacio Abierto Quinta de los Molinos los días 11 y 12 de noviembre.

La primera semana del 41º Festival de Otoño finaliza con las cinco obras que podrán verse en algunos municipios de la Comunidad de Madrid. El 8 y el 12 de noviembre, La Rueda Teatro Social presenta en Fuenlabrada y Parla, respectivamente, Quiero colapsar a tu lado, una tragicomedia sobre el frágil momento que vive el planeta, con dirección escénica de Rakel Camacho. Por su parte, la compañía andaluza de danza contemporánea Marcat Dance llega a Torrelodones el 10 de noviembre con El bosque, una inmersión en un mundo desconocido, tan luminoso como oscuro, tan terrorífico como maravilloso, dualidad común a tantas realidades humanas. Así mismo, en Alcalá de Henares tendrá lugar el estreno, el 11 de noviembre, de Estudios elementales, de Luz Prado y Jesús Rubio Gamo, aproximación entre danza y música de la mano de dos virtuosos, ella del violín, él del movimiento, en un encuentro que sella el deseo de ambos de caminar y crear juntos.

La Companhia de Teatro de Braga presenta el 11 de noviembre en Soto del Real la obra A língua em pedaços, de Juan Mayorga, lúcida y contemporánea visión dramática de la figura de Teresa de Jesús. Y el teatro de objetos, también muy presente este año en el festival, empieza a asomar con Donde siempre, siempre, de Lupe Estévez, una artista multidisciplinar capaz de dar vida a diversos personajes a partir del trabajo con lana cardada. Una maravilla pensada para público adolescente y adulto que podrá verse el 11 de noviembre en Collado Mediano.

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