Se trata en esta ocasión de piezas de 2017 y 2020. Piezas que exigen precisión rítmica, concentración y energía y que pese a su dificultad de interpretación llegan a quien las escucha con cierta facilidad. A veces en el jazz pasa algo parecido. Hay «verdad», como decimos en el teatro, se trata de un virtuosismo » con causa» sin impostaciones, sin el circense “más difícil todavía”.
El secreto (además del esfuerzo del interprete) puede estar en el reconocimiento de raíces populares y tradicionales en muchos de los motivos musicales: caribeños, americanos, andaluces, hispanos.
Los diferentes movimientos dentro de las piezas y sonatas remiten a los parámetros rítmicos y armónicos de la pieza- rápido, salseado, misterioso, vivo, tiempo de marcha, evocativo, intenso…son algunos de ellos- te avisa de por dónde va la expresión buscada.
Esta grabado en el Auditorio Manuel de Falla de Granada lo que le añade una sonoridad amplia y natural, de concierto en el que el público estuviera embelesado con la música en absoluto silencio. Algo que se consigue en cada escucha en mi caso…y han sido muchas en estas semanas.
Solo queda una recomendación: busquen el disco. Y un deseo: escucharlo en directo.
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