Disco poliédrico donde les haya y que ha sido concebido “en pandemia” en su mayoría, 2020-22, lo que le da un plus de esfuerzo y dedicación muy interesante.
La nómina de músicos (conocidos y menos conocidos) de muchas tendencias estilísticas y escuelas le da una variedad de sonidos excepcional, arreglos muy acabados y visiones originales de músicas que a veces vemos muy establecidas y con complicaciones para intervenir en ellas. ¿Música generacional? Pues puede que haya algo también. Juntar el sonido softmachinero con la electrónica de Alvin Lucier no es fácil para la mayoría de los músicos experimentales de España jóvenes.
No ha sido fácil acabar la reseña, se que estaré unas semanas ocupado en otros discos hasta que vuelva al lector láser de mi equipo de sonido. Y eso me costaba. Para mí, conociendo individualmente la trayectoria de muchos de los músicos presentes, ha sido una sorpresa enorme encontrarme con unas ideas con las que me identifiqué desde la primera escucha, todo gracias a un buen amigo músico, Chusma Martín.
Magnífica producción (se nota que en Madrid hay “plata” pibes, es broma) magnífico sonido. Como la escucha ha sido ya en el 2023 no ha ido a mi lista de 10 mejores discos de jazz y alrededores del 22, irá en la del 23, sin duda.
Muy recomendable, no solo para los freakies del jazz y la experimentación, llega con facilidad a otros públicos “motivados”.
En su tienda habitual casi seguro que lo pueden encontrar o pedir. A disfrutar, no lo duden un solo instante.
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