Raúl (uno de los alumnos más prolíficos del pianista Joaquín Achúcarro) actualmente desarrolla su carrera en Estados Unidos y llega a Madrid con un programa muy ambicioso, que recorre dos de las grandes sonatas para piano del s. XIX: la Sonata D 960, de F. Schubert, y la Sonata en Si menor, de F. Liszt.
El pianismo de Canosa se caracteriza por el gusto en ir más allá de la música, confeccionando programas que cuentan una historia, que poseen una dramaturgia de principio a fin. Muy dado a la divulgación musical desde el punto de vista del intérprete, es conocido por ofrecer conciertos online en los que desmenuza cada pieza explicando tanto a melómanos como profanos el submundo musical que se esconde en cada sonata en cada estudio… En una entrevista revientemente publicada en Scherzo afirmaba: «El intérprete está obligado a compartir con el público la percepción del artista. Eso debe ser así. O tendría que serlo. Los musicólogos pueden mostrar una visión más historiográfica y analítica, pero no podrán acercarse a la dimensión subjetiva del intérprete. Yo disfruto haciéndolo porque creo que estimula la escucha activa —sobre todo, en obras programáticas en las que puedes narrar la forma en que determinado compositor decidió contar una historia—. Si el público conoce la historia desde un punto de vista musical, se genera una expectativa sonora que pone todos los sentidos en juego. Están alerta para escuchar determinadas escalas, colores concretos, melodías precisas…»
Las próximas citas musicales de la Fundación Scherzo, ya en el mes de junio, serán la del pianista polaco Rafal Blechacz el 7 de junio, y la de Sir András Schiff el 26 de junio, que cerrará así nuestra programación hasta el mes de septiembre.