Tomás Grau es un joven director que impulsa esta iniciativa mientras presta también sus servicios en grandes orquestas de Europa, América y Asia y el resultado es de una brillantez enorme en la claridad de las dinámicas musicales y cantos en esta ópera.
El autor (Albert Guinovart) es de aúpa, quizá unos de los compositores y pianistas más universales del momento actual en Cataluña y en España. Heredero de la Reinaxença cultural de comienzos del s XX musicalmente toma sus elementos compositivos de fuentes como Stravinsky, Granados, Mompou, Chopin, Weill, Rota, Bernstein…fundamentalmente de la vanguardia musical que no abandona la melodía (Schoenberg) ni abraza el minimalismo (Glass) o la electrónica (Stockhausen). De igual manera acude a elementos de la música tradicional mediterránea en sus composiciones, sabia elección.
Se forma en Cataluña y Londres y está dotado especialmente para la música escénica (Dagoll Dagom, Sergi Belbel), cuenta con notables reconocimientos como el premio Carles Santos 2020, Premio Max a la mejor composición teatral, Premio Artista Steinway, entre otros. Da recitales con sus obras y con repertorio clásico y contemporáneo en grandes auditorios mundiales.
La ópera nos presenta una trama pasional clásica de las óperas: la búsqueda de la belleza utópica, en forma de una bailarina –Alba– de la que se enamora una familia al completo sin atender a sus relaciones y edades. Lógicamente acaba en tragedia, la belleza es como un sueño utópico – una sinfonía inacabada-, no hay quien lo atrape sin exponerse a un fuerte descalabro físico y emocional.
Organiza la obra en dieciséis escenas, en las primeras seis plantea “el tema”, da a conocer a los personajes y la trama, es descriptiva fundamentalmente, largos parlamentos (cantábiles, sorry) muy bien acompañada por la música que va subrayando pasajes y posicionamientos. Desde la escena siete a la dieciséis – nudo y desenlace- la mar se encrespa, aparecen los contrastes, dinámicas orquestales endiabladas, virtuosismo instrumental, tempos rápidos y cierto aire oscuro que anticipa una segura condena emocional. La tragedia es así. Está muy bien instrumentada y con motivos rítmicos muy potentes (¿Weill? ¿Bernstein?) Reiterados y contundentes.
Magnífica obra, compleja, me ha costado empezar a escribir sus buenas tres o cuatro escuchas. Se disfrutan enormemente. Perfecto para estas canículas pre veraniegas, voy a buscar otras obras de Guinovart, sobre todo las de piano.
Hecho en falta los textos en catalán con el libreto de presentación, pero seguro que hay algún lugar de descarga para futuras escuchas.
Muy recomendable, seguro que estará bien distribuido el cd.
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