Dije que sí, me suele pasar. Llegó el CD y me puse a la escucha. ¡Oh! sorpresa! Se trata de una reinterpretación actual y muy avanzada de los palos del flamenco compuestos por compositores actuales, con uso de escalas a veces atonales y uso de la electrónica. Muy interesante y actualizada visión. ¿Académica? puede, ¿un tanto distante de lo popular? también, pero necesaria si como música quiere avanzar e interesar a nuevos públicos, jóvenes, aficionados a otros estilos – contemporánea, clásica, rock, jazz-.
Sin duda se trata de un flamenco «de cámara» que tiene su hueco en programaciones de conservatorios, auditorios, escuelas de música, asociaciones musicales de vanguardia e incluso centros de “arte contemporáneo”, pocos tablaos van a decantarse por esta variante, me temo.
Los autores son mayoritariamente jóvenes, el mayor es Eduardo Polonio y las obras muy recientes, la más antigua 2008. Muchas de 2021, año tan prolífico como el 20. Mucho tiempo en casa, demasiado. Otros autores reconocibles pueden ser Eduard Terol, Juan de Dios García Aguilera o Jordi Orts.
Los intérpretes tiene un nivel como corresponde a profesores de conservatorio, con un control del sonido y de la tonalidad enormes, además de conocedores de los parámetros rítmicos de cada «palo» que tocan -nunca en los valores estilísticos populares- más por fondos sonoros grabados que afloran de vez en cuando. Magnifico todo el disco, tengo un cierto reparo en la introducción y tratamiento de las partes recitadas, complicado el asunto.
Grabado en el Conservatorio Superior de Córdoba, al uso de muchas formaciones clásicas y contemporáneas donde suelen encontrar buenas instalaciones y buen sonido, cercano al directo que tanto favorece a este tipo de formaciones y de estilos. Un acierto.
La edición es muy digna para el tipo de recursos que se manejan en esta parte de la piel de toro. En Cataluña, Valencia o el País Vasco, incluso en Portugal, veríamos los logos de las organizaciones culturales públicas apoyando estas iniciativas. Por no hablar del INAEM que siempre se va de rositas en estos asuntos “no clásicos”. Una música que no está ideada para llenar estadios pero que allende los Pirineos veríamos en salas musicales y centros de arte contemporáneo, de los que NO estamos faltos en España y que por cierto, son impermeables a la música creativa actual, que además se disfruta mejor en directo que en la butaca del salón aunque el equipo sea de alta fidelidad.
En fin, que o se apoyan estás iniciativas por parte de los responsables culturales o que no nos vengan luego con monsergas sobre el I+D.
No lo duden, al menos prueben.
En su tienda musical habitual o en www.calle440.com
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