Las arias de concierto de Mozart son un grupo de piezas interesante. En realidad, solo forman un grupo por compartir la circunstancia de una mima instrumentación (con márgenes) y mismo propósito, pero en realidad son obras que se compusieron para estar insertas dentro de otras obras, muchas de otros compositores o entre medias de un concierto y esto hace que todas compartan también una característica estética común: en mayor o menor medida son arias de lucimiento vocal casi todas con recitativo.
Si vamos a la música grabada, concretamente, nos encontramos con una solista de sobrada solvencia técnica que se mueve muy bien sobre todo en dos registros expresivos: lo dolce y lo fiero. Por su parte Il Pomo D’Oro, a las órdenes de Antonello Manacorda, hace gala de una efectividad en los contrastes. Sin embargo, llama la atención la intención del director de diluir los límites estructurales de las piezas en los pasos de los recitativos accompagati a las arias, una elección no histórica, pero si estética, que podemos entender como la intención de aportar movimiento.
La circunstancia arriba mencionada de cierta homogeneidad es quizás lo que hace que el álbum, si se quiere escuchar sin solución de continuidad como un recital, pierda fuerza. Las arias, no pensadas para escucharse sucesivamente, en esa manera de escucharla vuelven reiterativos momentos que una escucha discontinua sería excepcionales, porque estamos hablando de piezas con la misma estructura, en estilo muy cerrado (el de Mozart) y llenas de más o menos el mismo tipo de dispositivos para el lucimiento del solista, en este caso Oropesa. Sin embargo, esto no llega a oscurecer el despliegue de solvencia, tanto técnica como expresiva de Oropesa, Manacorda y los músicos de Il Pomo D’Oro.
Por último, no podemos dejar pasar la recomendación, extensible a todo el repertorio vocal, de una escucha con el texto y su traducción a la mano, ya que el concepto estético general del disco parte de una idea que firma la misma Oropesa en el booklet del CD que pone su atención en la capacidad expresiva y la belleza de los textos a los que Mozart puso música y aquí se recogen.
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