Imaginemos un tren (anfibio, claro) que parte de Nueva York, pasa por Cuba, Jerez, Madrid, Valencia…y en el que todos conversan en su propio lenguaje y a la vez se entienden. ¿Milagro? El jazz puede con eso y con más que le echen, lo ha demostrado por más de cien años desde Nueva Orleans a Berlín.
Pablo M Caminero compone y organiza a «sus amigos» para que el resultado esté a una altura brillante, de lo mejor posible en Europa. Con su dosis de hard bop avanzado, de Caribe, música clásica y música de raíz española. Además, en cada tema cambia la combinación de estos elementos musicales y, en todas, el sabor es espectacular.
Desde la apertura con Bost, hasta el afrocaribeño FKOTR que deriva en un blues casi jerezano en manos de Moisés Sánchez, alternado los acordes de esas músicas en cada serie de acordes. Las voces del final lo elevan a categoría de himno.
Con los excelentes y complejos Tema raro del disco y Variaciones Instagram llegamos a otro de los picos: La Propina, con Abe Rábade al piano Galicia se nos cuela con su vertiente festiva de final de concierto…jota gallega incluida como coda del tema y del disco. Una gozada.
El interplay entre ellos es increíble, como si hubieran estado toda la vida tocando juntos y adivinando el fraseado de todos y cada uno de ellos unos compases más allá. Les encuentras una noche de concierto inspirados y ya te retiras una temporada a pensar.
La nota dolorosa es escuchar al magnífico trombonista Toni Belenguer desaparecido ya, tan joven y de repente. Una pena.
Ahora que no me oye nadie, se me ocurre que, en estos tiempos de tan poco movimiento internacional de artistas, programadores de festivales y clubes de jazz tienen una oportunidad enorme contratando a estas formaciones… pero estoy seguro de que no me escuchan.
Corran a comprarlo.
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