Doce Notas

El don de la transparencia

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La dirección de escena corrió a cargo del prestigioso director de cine y teatro italiano Mario Martone, quien en 1984 saltó a la fama con su largometraje Morte di un matematico napoletano.

Martone sitúa la acción en lo que bien podría ser un barrio actual de la capital alemana con muros y fachadas repletos de grafitis y cantantes masculinos y femeninos con atuendos roqueros, chupas de cuero, medias negras y ropa de latex. Nada que no conozcamos del ambiente «underground» de cualquier urbe moderna. Falstaff mismo se presenta como un espíritu libre de poca monta que vive del engaño, mientras que las alegres comadres shakespearianas pertenecen a la clase alta y se dan cita en un chalet con piscina. Esta traslación temporal a la actualidad se vuelve confusa en el tercer acto entre las escaleras mecánicas y un edificio medio en ruinas, bañados en tonos oscuros, y con hadas y espíritus deambulando de un lado para otro. Falstaff, tal como exige el libreto, aparta su mirada de estos seres para no caer muerto, algo que resta credibilidad al astuto y curtido personaje que difícilmente cree en hechizos y maldiciones. Todo el tercer acto respira un aire lúgubre con tintes sadomasoquistas que no casa con los dos anteriores, ni con el simpático desenlace de esta comedia lírica que nos hace ver que, al fin y al cabo, el mundo entero es una burla.

La dirección musical fue asumida por el joven, pero internacionalmente reconocido Daniele Rustioni. Éste supo extraerle a una OCV perfectamente centrada todo el ingenio y la ironía contenidas en la partitura, al igual que su rica paleta de colores instrumentales. Su labor contó con el don de la transparencia en pasajes incluso de una espesura armónica inusual para Verdi, al tiempo que supo plasmar con nitidez las melodías y los recurrentes trinos inherentes a la obra.

El barítono Ambrogio Maestri bordó el papel de Falstaff (él es Falstaff recalcó Ramón Gener en su conferencia introductoria sobre esta ópera). Los personajes de Ford (Davide Luciano), Fenton (Juan Francisco Gatell), Dr. Cajus (Jorge Rodríguez Norton), Bardolfo (Joel Williams) y Pistola (Antonio Di Matteo) completaron un elenco vocal masculino original y con chispa que dinamizó la acción. Ainhoa Arteta retrató a una Mrs. Alice serena y decidida, no sin un sutil toque de humor, a lo que la soprano lírico-ligera Sara Blanch (Nannetta) respondió con un admirable dominio de su voz. El cuarteto femenino lo completaron una Mrs. Quickly de Violeta Urmana menos llamativa, pero en todo momento correcta, y una Mrs. Meg convincente que corrió a cargo de la mezzo Chiara Amarù.

En líneas generales cabría afirmar que la representación ofrecida el domingo pasado día 7 de marzo brindó la oportunidad de conocer de cerca esta última obra escénica de Verdi plagada de originalidad y grandes logros vocales e instrumentales.

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