En la grabación se ha incluido también una obra posterior, más breve, de extremo virtuosismo, ultimo a lato (2005). El lenguaje poético del autor se traslada a las detalladas y sugerentes descripciones de cada movimiento que creemos conveniente adjuntar, con la dificultad que la traducción conlleva.
El primer movimiento (intuire la dispiegata forma de la luce) es, en palabras del autor, una exploración sin ningún propósito, siguiendo una melodía hacia lugares que están por venir, pero a la vez, hacia todos los lugares simultáneamente. Abierto, sin direccionalidad, simplemente escuchando el sonido del mundo. Se trata de cuestionar la distancia que hay dentro de sí mismos, del núcleo vivo del sonido. Es un movimiento lento, es la apertura de un mundo resonante en el que no se pierde nada.
En el segundo (affrettandosi verso il centro della luce risonante), la estabilidad del primer movimiento comienza a fluctuar en una aceleración centrípeta, las posiciones se convierten en cualidades del lugar, un árbol genealógico, una presencia participativa como distancia manifiesta; la formación de una direccionalidad se hace cada vez más evidente. Aquí se intenta una alineación, el “Maeshowe”, ese rayo de sol en el solsticio de invierno.
En el tercero (silenzio dei padri), esos lugares en los que la forma siente que falta algo, donde se pierde la prueba del cuerpo, donde las referencias se debilitan y el espacio nos domina: es un sonido que logra hablar del silencio, comprender el silencio. Después entra en juego la respiración, como una araña con su telaraña navegando sobre el vacío.
El cuarto y último movimiento (sottile veicolo del’anima) es un hilo ascendente guiado desde dentro. Se trata de una imagen: había un gran árbol, podía ver su tronco, su base y su contorno; no tenía una vista general del árbol, solo tronco y tronco, la apertura de una posibilidad, una rama y su fuerza, pero la parte inicial y la continuación del tronco aún se interrumpían.
La grabación que presenta para el sello Kairos, el saxofonista alemán Patrick Stadler es de un gran valor por múltiples aspectos. El primero de ellos radica en la valentía que demuestran algunos intérpretes para elegir un programa discográfico de estas características, con lo complicado que está el mercado del disco, más aún físico. Por lo que solo podemos otorgar nuestro más sincero agradecimiento en este aspecto. Por otro lado, la obra es de una exigencia extrema, donde el intérprete se muestra al límite de las posibilidades de ejecución. Durante los 70 minutos que dura el viaje, solo hay un material principal, el multifónico. Netti ha estudiado hasta la saciedad sus diferentes respuestas en el saxofón soprano, obteniendo como resultado un catálogo de sonidos que incluso de forma aislada, su consecución ya es una tarea más que complicada, imaginen cuando hay que combinarlos, en muchas ocasiones a una velocidad de vértigo. Por último, la grabación es de un cuidado y esmero más que notable, algo que no llama la atención después de conocer de cerca tanto al compositor como al intérprete.
La partitura está escrita con una tablatura adjunta para indicar las digitaciones que el intérprete debe realizar. Stadler demuestra un control absoluto y asombroso del instrumento y de las técnicas extendidas que se proponen durante la obra. Se requiere de una gran flexibilidad de embocadura y de todo lo concerniente a los movimientos de la garganta para poder conseguir todos los sonidos que Netti propone. Hay que destacar que el compositor no es saxofonista, algo que no le privó para investigar durante años el saxofón soprano y encontrar tales recursos, muchos de ellos nuevos en su momento. Esta investigación dio pie al libro editado por la editorial alemana Bärenreiter junto al saxofonista Marcus Weiss, sobre las técnicas extendidas en el saxofón.
El arte o el mérito de esta composición no es el hallazgo de tal cantidad de multifónicos, sino el lenguaje y discurso propiciado con los mismos. En palabras de Netti: “el instrumento entendido como un punto de escape hacia el cual es dirigida, en términos de sonido, una lectura del mundo: lo que me atrae es cómo puede atravesarse por las más inesperadas corrientes, desde el arraigado tradicionalismo hasta el experimentalismo más atrevido mientras su cuerpo permanece sin cambios”. Para él, lo que distingue un instrumento musical de un objeto sonoro es precisamente esta capacidad de contener eventos que pueden ser muy diferentes entre sí, y, a través de la unidad del cuerpo que vibra, cómo lograr modular su especificidad local y crear una inimaginable continuidad.
Hay que destacar el cuidado y delicado texto del libreto, autoría de Bastian Zimmermann, el cual con un tono poético nos introduce magistralmente a la escucha.
Si, hoy día, contamos con muchas y diferentes técnicas extendidas es porque hubo un grupo de creadores e intérpretes creativos que trabajaron para ello, en este caso, el estudio profundo del sonido en la obra de Netti ha sido un gran paso para el saxofón, pero también la labor de Marcus Weiss, dedicatario del ciclo y mostrando su ayuda al compositor, estando a su servicio para descubrir la técnica más adecuada primero y, difundir la obra por todo el mundo, después. Son todavía muy pocos los que se acercan a esta obra maestra, de una dificultad extrema, pero que ya está situada como uno de los grandes hitos del repertorio. ¡Mi más sincera enhorabuena a Patrick y a Giorgio por este enorme trabajo!
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