El mes de julio comenzará con una voz de la soprano Alicia Amo. El miércoles 1 de julio se subirá al escenario del Arriaga, donde aún se recuerda su magnífica interpretación de Euridice en nuestra producción propia L’Orfeo, hace ahora tres años. Amo actuará acompañada al piano por Rubén Fernández Aguirre, en un concierto cuyo ecléctico programa consta de dos partes bien diferenciadas. El primer bloque comenzará con canciones de Beethoven, conmemorando así el 250 aniversario de su nacimiento, para continuar con composiciones de dos de sus sucesores fundamentales en el mundo del Lied alemán: Schubert y Mendelssohn. En el segundo bloque, Alicia Amo demostrará su versatilidad vocal interpretando melodías sefardíes. Además, hay que reseñar la participación en el espectáculo de la actriz Lucía Astigarraga, en calidad de recitadora.
El jueves día 2 se celebrará el tercer y último espectáculo de esta semana, un concierto del violonchelista Asier Polo, considerado por la crítica especializada como uno de los más destacados de su generación (Premio Nacional de Música 2019, entre otros reconocimientos). Calixto Bieito dirige este espectáculo, producido por el Teatro Arriaga, que contará también con interesantes visuales creador por el artista local Sergio Verde. En lo referido a lo puramente musical, el propio Asier Polo da a conocer lo que ofrecerá su actuación: “Las suites de J. S. Bach tienen algo de hipnótico. Una obra austera, un instrumento, un intérprete, una única voz y sin embargo uno comienza a escucharlas y se introduce en un camino que irremediablemente nos guía hacia nuestro interior y nos hace conscientes de nuestra absoluta soledad frente al universo y lo desconocido. Una introspección que quizás todos hemos vivido en algún momento de estos meses de profundo impacto emocional en el que todas las certezas se han transformado en incógnitas. Y ahí se manifiesta la grandeza de esta música que es capaz, a través de un mensaje de profundo humanismo, de abrir nuestras mentes hacía lo bello, lo intangible, lo elevado. Este proyecto simboliza para mí, cómo desde la profunda voz del violonchelo, se puede transmitir fuerza y esperanza, porque las suites de Bach son introspección, sí, pero cuando finalizan, uno tiene la certeza de haber escuchado un mensaje personal e íntimo, lleno de sutiles matices emocionales, inteligencia, armonía y respeto por la Vida”
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