En esta presentación discográfica como dúo, se nos presenta una cuidada selección de obras, las cuales parten de la recuperación de la “Sinfonia à Solo di Arciliuto”. Como indica Pablo en una reciente entrevista para el Diario de Sevilla (Vayón, El último laudista, 2020), el germen surgió al descubrir que el cuarto movimiento de la sinfonía se encontraba en el manuscrito de Dalla Casa. Fue así como se ha gestado este programa entorno a tal Sinfonía, anónima, como gran parte de las piezas que se incluyen y que son extraídas de la colección, todas de autores italianos del s. XVIII.
El manuscrito, datado entre 1759 y 1760, es la última fuente que se conserva con música para archilaúd. Hay que destacar el cuidado proceso de restauración que han realizado los hermanos Zapico, ya que todo el repertorio está pensado originalmente para un solo instrumento. Es sabido que era una práctica habitual en la época añadir un bajo continuo a ciertas obras a solo, en este caso a cargo la tiorba. Gran parte de este repertorio fue originalmente concebido para ser interpretado en el clave, pero como indican los intérpretes en las notas del escueto libreto que acompaña la grabación, el archilaúd no deja de ser un clave portátil, facilitando su interpretación en diferentes circunstancias. El mismo Dalla Casa comenta en el prefacio a la colección que el archilaúd puede interpretar la música escrita para clave, lo único que con mayor dificultad.
Sabemos además que era costumbre modificar la instrumentación según las necesidades, la práctica de escuchar las piezas mediante diferentes formaciones era lo más habitual. Realmente, es algo totalmente anecdótico, creo que ningún oyente echará de menos ningún instrumento, ya que la música se presta y funciona perfectamente en el laúd. Del mismo modo, el bajo realizado por la tiorba no sólo ayuda a la interpretación, sino que ofrece una gama tímbrica aún más rica, lo que convierte a las decisiones interpretativas que han sido tomadas en un rotundo acierto.
En el s. XVIII la práctica de compartir en familia la música era común, los intérpretes han querido encontrar un analogía, desde luego la han encontrado. El resultado una selección de música exquisita, refinada, con un ligero aroma al clasicismo incipiente, de una calidad más que notable; lo cual hace que tenga más valor dicha recuperación, pues de poco serviría grabar una música por el hecho de ser inédita. Aunque en este aspecto hay que añadir que no es la primera vez que se intenta redescubrir y llevar al disco las piezas de la colección del pintor. Este trabajo es un homenaje al laúd, instrumento que poco después desaparecería pero que nos regala páginas tan bellas como la presente.
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