Doce Notas

Lo que el XVII en verdad esconde

cdsdvds  Lo que el XVII en verdad escondeQue en estos días tan aciagos caiga en tus manos un disco con un título como “La bellezza” es pura ironía en todos los sentidos. Puesto que lo bello es la plasmación de la lo fascinante que se produce en el mundo exterior, que en estos terribles momentos vitales que nos tocan vivir dirijas tu concentración hacia el nuevo trabajo de Lina Tur Bonet es un desafío; Se nos está mal acostumbrando a encontrarnos que trabajo tras trabajo de la ibicenca se mantienen tal altos los estándares de calidad sobre todo cuando, de la mano de Musica Alchemica, se hacen revisiones de un repertorio el cual, trillado en otras grabaciones, peligra en las odiosas comparaciones por lo que escuchar este trabajo, con estas condiciones, es un lujo.

¿Y por qué no es de justicia? porque tras estar abotargado en un rosario de malas noticias durante estas semanas, lo que es bello ya de por sí se torna -con franqueza- sublime. Créame el lector que mucho de los cortes de este trabajo son poesía pura: el diálogo incesante de todos los integrantes en las Follias de Falconieri, por poner un ejemplo, es mágico; el alarde de imaginación en la forma en que los temas se abren, se desarrollan y cierran con toda la galantería durante toda la pista, como lo hacen en su prima hermana la danzaria Ciaccona de Bertali, demuestra una complicidad extrema en el lenguaje camerístico. Y así a lo largo de la hora uy cuarto de música ofrecida.

Y para rizar el rizo, la violinista y su grupo han escogido un repertorio de suma dificultad interpretativa ya que caminar sobre un campo minado donde cualquier salida de tono se puede justificar -o no- provoca, sin embargo, que en manos de estos actores todo se mueva como los engranajes de un reloj.

No se debe subestimar un repertorio para violín que, dado el momento elegido, podría mal compararse con caldos jóvenes que no acaba de madurar. Todo lo contrario a lo previsto, este fue el momento de la explosión del instrumento y, por ello, puede que sea lo más peligroso de revisar y eso es lo que lo hace dificultoso al exponerlo en una grabación. El Siglo XVII es un siglo bisagra en el que se da por casi por extintas prácticas musicales, que seguirán su camino dentro de la música vocal eclesiástica, y que desarrollará por otro lado fuegos de artificio instrumentales, lo ingenuo de la emoción de la palabra en música por el propio texto o sin él pero, sobre todo, la emancipación del instrumento musical y la creación de un corpus literario para instrumentos como el violín como nunca antes se había dado.

Desde los primeros decenios del Cinquecento, el violín nació como fruto de innovaciones de aquellos maestros que vivían al norte de Italia: en los talleres de Andrea Amati e hijos, este instrumento surge como una serie de evoluciones y mejoras técnicas en cuanto a sonido y potencia pero siempre bajo el dulce, y muy necesario, papel del acompañamiento al canto. No fue hasta finales de siglo, y gracias a la revolución del maestro Giulio Caccini, cuando ese dueño y señor que era la parte canora dio alas al instrumento para que pasara de su papel de segundón a convertirse en el protagonista; el que siempre se había mostrado sumiso , se transformó en el agente principal de la música puesto que los instrumentistas vieron en el violín un verdadero imitador la expresión vocal y con ello, fruto de los gustos de la época, la pieza de oro que permitiría sacar todo el jugo de la emoción en el proceso sonoro. Pero el canto, siempre altivo, no facilitó el camino.

Y comenzó la competición. Los cantantes, por un lado, imitaban la facilidad con la que los violinistas emitían esos sonidos y los violinistas, por su lado, proponían más y más cuando se lanzaron a imitar la chanson. Quede aquí la morbosidad de esta rivalidad, pues muchos de los violinistas de principios del XVII eran a la vez cantantes y compositores; del bello desequilibrio de lo narcisista comienza a despuntar uno de los periodos más apasionantes de la literatura para este instrumento: véase si no un ejemplo transparente en la inocente conversación del Aria sopra la bergamasca de Uccellini en “La bellezza” , sensualmente divertida y potente a la vez

Pero terminando esta pequeña nota histórica, ¿Qué hizo la teoría sobre el instrumento? tirar de la interpretación en una huída hacia la experimentación extrema, dejando que el sublime canto siguiera sus propios derroteros hacia la ópera y emancipándose el violín con todo lujo en sus ropajes. Había nacido una estrella.

Y el violín comenzó su reinado en este turbulento siglo.

Ahí viene el peligro de estas grabaciones, minimizar este repertorio: cosa que han tratado, sin embargo, con un intachable respeto en este trabajo. Como si de una gran sonata se tratara el disco, durante la hora y cuarto de espectacular música, se ha trabajado con especial mimo la estructura de toda la grabación. Así, mostrando un tranquilo despertar con Matteis Jr se van desgranando las diversas pistas jugando entre la literatura solística con fuerza y la calma melódica; porque recién acabado de calentar (benditos arpegios), el contrastado diálogo entre violines de Weichlein toma la palabra como si de una discusión se tratara; y solo así se da paso al estricto dúo de la archiconocida versión “ Sopra la monica “ de Marini. Casi sin aliento, finaliza este primer arco de tensión con una extremadamente delicado Schmelzer… que vuelve a arrancar el motor. De nuevo la maquinaria se pone en marcha, y así hasta el final… o doble final pues ¿Sorpresa? atento el oyente, que Lina Tur Bonet es amante de otras músicas y homenajea los discos “de los clásicos” sin dudarlo.

Y porque lo bello hoy es sobrevivir, diríamos, me dejo esta Bellezza para disfrutar de la vida: porque lo merece. He vuelto a salir a la calle con mi mascarilla a la rutina semanal del supermercado: 500 metros, 5 minutos. Me ha dado tiempo a pararme a ver cómo habían cambiado los descuidados parterres del barrio; con qué poco nos contentamos, pero cuánto se hecha de menos en estos horribles días. Mientras tanto, los arpegios de Alia Fantasia de Matteis Jr. se iban desperezando en mis auriculares: qué placer mirar el color verde que no has visto estos días, qué bello y extraño es ver el cambio. Y me ha dado tiempo a repasar en esos escasos tres minutos todo lo nuevo que no estaba la vez anterior y lo esplendoroso que lo volveré a ver , quizás, en otro momento.

He apagado la lista de reproducción y me he ido a la cola con la de mis pequeñas vanidades musicales para no pensar.. .“Después, en casa” he pensado para mí: y reencontrarme por enésima vez con las 15 (16) evocadoras pistas de “La Bellezza” , disfrutar de nuevo exprimiendo toda la vida de este alentador regalo que Lina Tur Bonet nos ha ofrecido en estos tiempos tan convulsos.

Nicola Matteis, Jr: Alia Fantasía. Romanus Weichlein: Partia III de “Encaenia Musices” (1695). Biagio Marini: Sonata sopra La Monica de “Opera ottava” (1626). J.H. Schmelzer: Sonata Quarta de “Sonatae Unarium Fidium” (1644). Andrea Falconieri: Follias para mi señora Doña Tarolilla de Carallenos de “Il primo libro de Canzone” (1650). H.I.F. von Biber: Partia V de “Harmonia Artificioso-Ariosa” (1696). Antonio Bertali: Ciaccona. J.P. Westhoff: Imitiatione del liuto de Sonata nº2 (1694). Dietrich Buxtehude: Sonata a 2 BuxWV272. M. Uccellini: Aria sopra la Bergamasca de “Sonata, arie et correnti…,opera terza (1642). P. Cima:Sonata seconda de “Concerto ecclesiastici” (1610). Hidden Track: Marin Marais:La Réveuse (arreglo para viola d´amore).
Valerio Losito (violín barroco), Pietro Meldolesi (Viola barroca), Teresa Ceccato (Viola barroca), Marco Ceccato (Violoncello barroco), Andrew Ackerman (contrabajo barroco), Rodney Prada (Viola da gamba), Giangiacomo Pinardi (Archilaúd), Marta Graziolino (arpa barroca), Dani Espasa (Clave y órgano)

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