Doce Notas

Viena en casa

cdsdvds  Viena en casaA mi juicio, el de dos mil veinte ha sido el concierto de Año Nuevo más divertido de los últimos años. No sé si sería por la simpatía que parece emanar Nelsons, por su “batamanta” de terciopelo, o porque me levanté más fresco que en otros inicios de año, pero disfruté muchísimo. La Filarmónica de Viena sonó compacta, ruda, suave, alegre, gentil, intensa y chispeante según hacía falta en cada pieza, y eso en una actuación de estas características es de agradecer. Lo he hablado con amigos y todos opinan igual: el trabajo del Maestro fue magnífico.

Empecemos por el programa, marcado por la novedad —nueve obras se escuchaban por primera vez en el concierto de Año Nuevo— y los aniversarios —ciento cincuenta aniversario del fallecimiento de Josef Strauss y doscientos cincuenta aniversario del nacimiento de Beethoven— lo que da doble interés a las obras elegidas por Nelsons. Como ya se hizo en otros aniversarios de compositores, se ha incluido una pieza del homenajeado en el programa; seis de hecho: seis de las doce contradanzas de Beethoven. Además este año se cumplían dos aniversarios más, el ciento cincuenta aniversario del Musikverein y el primer siglo de vida del Festival de Salzsburgo, residencia de verano de la Filarmónica de Viena. Muchas conmemoraciones a tener en cuenta en un programa que, quizá por esta razón, ha podido pecar de incluir alguna obra de menos relumbrón, aunque en líneas generales estuvo compensado y ofreció un buen resultado.

Vayamos ahora a la orquesta y el director. Ya he dicho que disfruté mucho escuchando el concierto y no sé exactamente porqué. La orquesta sonó divertida, con gracia, transmitiendo un gusto por la música que otros años no me llegó tanto. Y si la agrupación es la Filarmónica de Viena, que es un cañón y suena como los ángeles, ese sonido juguetón sólo se le puede atribuir al Maestro Nelsons. Desde que puso un pie en el escenario no borró la sonrisa del rostro, algo que no se ve —esta reseña es sobre el CD—, pero se nota al escuchar el concierto. De hecho el público entró perfectamente en el juego ovacionándole cuando tocó su solo de trompeta en el Postillon Galop y reafirmó su entrega cuando le aplaudieron dos veces en la tradicional felicitación de año nuevo —y eso sí se puede oír en el CD.

Sobre la edición de Sony no me viene otro adjetivo a la cabeza que no sea impecable. Dividida en dos CDs —que no respetan las partes del concierto— de una calidad incuestionable, trae el habitual librito con explicaciones con su también habitual dejadez por el español. Sorprendentemente los idiomas elegidos son el inglés y el francés pero no el alemán, lo que da a entender que posiblemente Sony haya preparado una edición especial para el mercado germano. Puede que llegue un día en el que a los hispanohablantes —que somos más de quinientos millones en todo el mundo— nos traten con la misma deferencia. Afortunadamente esto no impide disfrutar de una grabación más que recomendable de un concierto de Año Nuevo que será recordado durante mucho tiempo.

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