Durante la primera parte se sumergirán en el optimismo de la 8ª Sinfonía, que en ocasiones se denomina «la pequeña» por su corta duración, pero que su carácter risueño y jovial la hace única.
Después del descanso la Orquesta y Coro Filarmonía de Madrid acompañados de los coristas participativos y los solistas Carmen Paula Romero, soprano; Rosanna Cooper, Mezzo; Israel Lozano, Tenor y José Manuel Conde, Barítono interpretarán la 9ª Sinfonía de Beethoven, que es conocida por su libertad musical y la rotura de moldes y esquemas de la música de la época.
Esta obra es una muestra clara de ello por su armonía, su diversidad polifonía y sobre todo, por acabarla coralmente, cosa que no se había considerado hasta la época, por eso sería conocida como ‘Coral’. Esto último provocó el rechazo de muchos compositores coetáneos entre los que destaca, Giuseppe Verdi, quien se quejó de la parte vocal escribiendo en una carta: “…Los primeros tres movimientos son maravillosos, todo termina muy mal en el último.”
La Sinfonía nº9 en re menor, op. 125, de Ludwig van Beethoven es la última obra que escribió el compositor antes de morir. Tardó 6 años en acabarla y lo más asombroso es que elaboró la partitura cuando estaba ya casi completamente sordo. Fue estrenada con gran expectación en Viena en 1824, debido a que el compositor llevaba más de una década sin aparecer en escena.
Aunque oficialmente fue el propio Beethoven quien dirigió en el estreno contaba con Michael Umlauf como maestro de capilla. Basándonos en testimonios de personas que estuvieron presentes se sabe que aunque los ensayos no fueron del todo bien el estreno fue un éxito.
Al principio de cada parte Beethoven que se sentaba cerca del escenario daba los tiempos, pasando las páginas de las partituras y golpeando para una orquesta que no podía escuchar. Aunque varían las versiones todos coinciden en que cuando la obra terminó el público se puso en pie y lanzaba pañuelos y sombreros con las manos levantadas, para que Beethoven, quien no podía escuchar y que seguía dirigiendo, pues se había quedado atrás, pudiera al menos ver los gestos de ovación de la audiencia.
El texto del último movimiento lo tomó del poema de Friedrich von Schiller, conocido como Oda a la alegría, que fue publicado en 1786. Desde que Beethoven lo leyó, con 23 años, quiso musicalizarlo, cosa que logró con su última sinfonía unos treinta años después.
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