Doce Notas

El Castell de Peralada entroniza a ‘La traviata’

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El Festival de Peralada se adentra en su segundo mes y saca a relucir su vena más operística. La nueva producción propia de La traviata, con adaptación escénica de Paco Azorín, es sin duda uno de los platos fuertes del festival gerundense, que en este mes de agosto reunirá a algunas de las voces masculinas más destacadas del belcanto. Para abrir bocado, tendremos ocasión antes de adentrarnos en Verdi en clave más íntima.

El compositor parmesano es unos de los tres italianos que ha elegido el tenor Joseph Calleja para el recital programado para el próximo 4 de agosto en la Esglèsia del Carme (20:00 horas) del predio ampurdanés. Acompañado al piano por Vicenzo Scalera, Calleja interpretará pasajes operísticos también de Donizetti y Puccini. La velada se presenta, por tanto, como un viaje del belcanto al verismo, a través de una de las voces de tenor más solicitadas del actual panorama lírico. Habitual de los grandes templos operísticos (Metropolitan, Staatsoper de Múnich o Covent Garden, entre otros) el cantante nacido en Malta hará su debut en el Castell de Peralada, sumándose así a la larga nómina de tenores célebres que han visitado el festival.

Al día siguiente, y ya en los jardines del recinto amurallado (22:00 horas), conoceremos la nueva propuesta escénica de La Traviata, que ofrece una lectura en clave reivindicativa y no tanto regodearse en el fatal desenlace de La Dama de las Camelias. La descarriada o la extraviada, que vendría a significar el título de la ópera de Verdi, no deja de encerrar en sí cierta connotación peyorativa. Azorín ha querido darle otra vuelta de tuerca a una de las heroínas más aclamadas de la historia de la ópera para convertir a Violeta Valéry no en víctima, sino en modelo de mujer emancipada y moderna, digno de ser imitado. De dignificar a la rebelde parisina se encargará la soprano Ekaterina Bakanova. Le acompañarán en el escenario: René Barbera (Alfredo) y Quinn Kelsey (Germont), en los roles principales, además del Coro Intermezzo.

En el foso un año más contaremos con la Orquesta del Gran Teatro del Liceu y el maestro Riccardo Frizza, quién asumirá la dirección musical. La narración escénica corre a cargo, como ya se ha dicho, de Paco Azorín, que ya en 2015 fue el elegido para plasmar a cielo abierto el Otello de Verdi. Colaboración en clave verdiana, la de Azorín y Peralada, que se prolongará un año más al menos, con un título aún por confirmar para 2020. La Traviata se podrá escuchar de nuevo el 7 de agosto, en idéntico recinto, con el mismo elenco y a la misma hora.

El 8 de agosto los asistentes a Perelada retrocederán un siglo y medio en la historia de la música vocal. Será de nuevo en la Esglèsia del Carme (20 horas) y en este caso Georg Friedrich Haendel es el compositor elegido. Dos de las voces más acreditadas de la lírica nacional, especialmente por lo que al repertorio barroco se refiere, la soprano Núria Rial y el tenor Juan Sancho, revolverán entre el prolijo catálogo de óperas y oratorios del músico anglo-germano para seleccionar algunos de sus duetos y arias más sentidos y hondos. Acompañados por la Capella Cracoviensis, que dirige Jan Tomasz Adamus, darán vida así a un programa que han bautizado bajo el epígrafe Human love, divine love.

www.festivalperalada.com

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