Esta banda sonora no es como las del cine clásico, desarrollando motivos musicales conexos que subrayan la carga dramática o estética de los filmes. Los rusos eran muy buenos en esto. Tampoco pedimos ahora bandas sonoras ad hoc como las de Scorsese ya sea en The Waltz con The Band o One of the few – Uno de los nuestros- donde usa magistralmente canciones destacadas de los 60 y 70, integradas plenamente en la acción. O ahora con el documental sobre Dylan.
La tendencia actual va más al uso de los temas musicales que al director – yo creo que al productor- le inspiran las situaciones que filma y que están en el imaginario musical del «mainstream» de los espectadores. Nada mal, pero el eclecticismo del que parte esta estrategia convertirá «el producto» en carne de música para viaje o de comienzo de fiesta musical entre amigos…vamos, lo que en los 70 era un guateque. Nada en contra, pero con algo de esfuerzo, también económico, podría haberse hecho algo más… ¿original?…no parece estar el horno de Hollywood para este tipo de bollos. Lean, escuchen y juzguen.
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