De hecho han inventado lo que yo denomino móvil perpetuo de primera especie en la programación de actividades: cena y música en absoluto respeto y armonía, programando en una instalación municipal antigua fábrica de tornillos de la industriosa – otrora- Miranda.
En ese medio ha crecido Lara Vizuete, que ha podido estudiar en Holanda y Nueva York, pero no se ha despegado de su ser latino y canta y compone para letras en castellano – como Alba de Federico García Lorca– o arregla boleros o canciones imponentes como “Alfonsina y el mar” de Ariel Ramírez. Temas propios como “La Duda” o “El recuerdo” no rebajan en absoluto el interés de la grabación.
Su interplay con el pianista gasteiztarra Juan Sebastián Vázquez es muy notable en todos los temas, arropa sabiamente una voz que se me antoja “chetbakeriana”…sin grandes picos y valles, llena de serenidad y calidez, muy apropiada para boleros como “Te digo adiós” o “Cómo fue”.
Un grupo muy eficaz, desde el guitarra al bajo y con – en mi opinión- con dos instrumentos sobre los que apoyar su voz: piano, como se ha dicho antes, y batería. Especialmente en el tema propio, cantado en inglés “Whispering Waves”, muy buena composición y magnífica sonoridad instrumental con protagonismo de la percusión a cargo de Daniel García Bruno. ¿Quizá echo en falta una trompeta?
No quiero acabar si volver a reseñar el gran nivel del jazz en España, la maestría de los más jóvenes – la existencia de grandes escuelas es vital- y la nueva generación de mujeres que han entrado con mucha fuerza en esta modalidad musical – flautas, piano, guitarras, voces…- es algo que redunda en beneficio de una música que tiene en el sur de Europa un espacio privilegiado en la actualidad para alborozo de muchos aficionados.
Un disco muy recomendable, como auto regalo sin duda, pero también para tenerlo en cuenta en las fechas en las que entramos.
Adelante, Lara…sin prisa, a fuego lento todo.
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