La improvisación es una técnica instrumental y compositiva que en los últimos dos siglos asociamos al Jazz fundamentalmente, pero se ha usado en todas las épocas y en todos los estilos. Imagino que hace muchísimos años alguien cogió un utensilio que sonaba e intentó hacer un ruido significativo con él.
Desde ese momento hasta ahora muchas músicas han usado esta estrategia: coger el instrumento y hacerle sonar. La música medieval, el barroco, el jazz y la música contemporánea, folk, rock. ¡tantas!
Pero no es tan fácil como lo describo. Lo importante de la improvisación es “la actitud”, sentirte medio y no fin…el/la intérprete y su instrumento son el vehículo de una manifestación emocional antes que física…ya sabemos que el sonido material es solo una onda. Entiendo el enfado de Keith Jarrett en algunos lugares al escuchar en los conciertos de improvisación de piano la música de pruebas por las P.A.s., condicionaban el sentido “emocional” de lo que vendría después.
Otro aspecto importante es que se improvisa sobre “lo que se sabe” en general, a veces cojo la guitarra e improviso..blues, rock, algo de jazz…yo sé poco, pero Begoña es maestra en músicas miles!!! Y su espectro improvisatorio va desde las músicas ribereñas del Mediterráneo hasta Japón o…la Luna. Se lo sabe todo.
El disco contiene trece temas, todos ellos improvisados –luego grabados a una sola toma por parte de Javier Bergia- en los que admiten puede haber fallos parciales con la toma de sonido, imprecisiones…pero hay que saber tanto como ellos para darse cuenta, es muy complicado.
El sonido de todos los temas es magnífico y las melodías interpretadas son admirables, con un aire de “relajación” que las hace aún más apetecible en los tiempos actuales…te bajan las pulsaciones, pero tienen un punto de sensualidad que podría ser hasta erótico (hay confianza, maestros). Se escuchan como un continuo, como si en nuestra meditación solitaria nos acompañara alguien en otra habitación tañendo sus salterios, laudes o guitarras (acompañadas por una copa de verdejo, como escribo esta reseña). Me gusta especialmente uno: Alheña, un arpegio resuelto en una secuencia de cuatro notas, llamada-respuesta. Resalto también la final, muy calmada: Sueño blanco.
Muy cuidada edición, con profusión de información sobre la música, la propia intérprete y los diferentes salterios que usa: de ala de mariposa, otro diseñado por el lutier Carlos Paniagua – de cuerdas metálicas– , Cítara de Toro (Zamora, Portada norte de la Colegiata) y Rota, inspirada en las miniaturas de las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio.
Les confieso -ahora que no están ellos- una maldad: este cd le voy a usar profusamente como regalo estas navidades…hay gente a quien le debo favores y quiero quedar muy bien.
Pedidos a www.javierbergia.com o www.begonaolavide.com
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