Doce Notas

La percusión, punto de mira de los compositores en el Festival de Darmstadt

hacia el siglo 21  La percusión, punto de mira de los compositores en el Festival de Darmstadt

Con el objeto de conectar espacios urbanos y darlos a conocer desde un plano sensorial, se han desarrollado en esta 49 edición del Festival, una serie de proyectos que fomentan la composición para percusión, cuya instrumentación engloba desde los instrumentos tradicionales de esta familia hasta los sonidos que propicia el entorno natural en el que se interpretaron, y para los que se han compuesto ad hoc.

Compositores y percusionistas, incluidos los tutores de los proyectos, Christian Dierstein, Françoise Rivalland, Cathy Milliken y Lucia Ronchetti, exploraron paisajes sonoros e impulsos acústicos de la ciudad de Darmstadt, en forma de un gran laboratorio al aire libre, para ofrecer performances en lugares públicos en los que los viandantes pasaron a formar parte activa de ellos.

El proyecto Nature Theatre of Darmstadt, nombrado así en referencia a la novela inacabada de Kafka The Man Who Disappeared (1911-1914), que incluye el fragmento de texto «Nature Theatre of Oklahoma», dejó una muestra del ruido de fondo de la vida en esta ciudad en perfecta sintonía con los sonidos de las partituras creadas por los compositores. Los tonos y sonidos producidos por la naturaleza junto a los pasos de los escuchantes, paseantes y curiosos, las conversaciones que se inmiscuían en las obras, los ruidos inesperados junto a los buscados en el proceso de composición, la interacción fortuita o no de las aves del entorno y de los humanos con los sonidos de la percusión, así como el crujido de los jardines secos, entre muchos otros sonidos, se pusieron de relieve a través de las creaciones sonoras para el deleite del público.

El programa de concierto de este proyecto incluía los estrenos de diferentes autores, que mostraron una multiplicidad de estéticas con un elemento en común: la escenificación teatral. Entre ellos, destacó de forma sobresaliente Nūr (2018), para 24 percusionistas de Alberto Carretero. El compositor planteó una distribución espacial de los intérpretes que sacaba muy buen provecho del lugar elegido, el interior y exterior de una fuente redonda. Efectos sonoros que provenían por doquier, a veces intangibles, como si de una obra multicanal se tratara, envolvían al público con sutilezas armónicas. Según el compositor «la pieza se concibe como un ritual de luz a través de la memoria, el espacio y el sonido, basado en la dramaturgia de una procesión. Los 24 músicos en siete grupos evocan los siete cielos, siete capas en una estructura circular ciega«. Una trama cuya dramaturgia musical estaba muy bien conseguida por la claridad de su estructura[1].  Otras obras de gran interés fueron las composiciones de Alessandro Milia, Inner Forest (2018), por el interesante proyecto que consistía en una representación de teatro negro para un grupo de diez percusionistas, aunque por otra parte hay que señalar que la adecuación al entorno pasó un tanto desapercibida; o también la creativa idea de Maria Teresa Treccozzi, In the Cart (2018), para cuatro percusionistas que utilizaban carros y cestas de la compra, así como otros utensilios de la vida culinaria, para crear una dialéctica entre los dos dúos que se formaron, cuyos movimientos y sonidos estaban perfectamente sincronizados mientras se deslizaban sobre una línea de asfalto que cruzaba el parque. Dentro de una estética mucho más conceptual, destacó la obra de Damjan Jovicin, Body Percussion Caravan (2018) para 21 percusionistas, en la que se creó un ambiente sonoro muy enriquecedor a base de platos de percusión. El resto de obras, también interesantes, fueron las de Eber García Condes, Three movements at the Street (2018); Timothy Cape, Personal Best (2018); Noah Diggs, Drama 3: Attenborcrow; Dakota Wayne, Leveling; y Diana Syrse, The Wilderness Within (2018).

La percusión invadió por igual las salas tradicionales de concierto, en las que el grupo Speak Percussion puso de relieve una de las tendencias más marcadas de hoy en la creación artística, la multidisciplinariedad. A través de una combinación de sonidos y luces con un proyecto titulado Fluorophone, los instrumentos centrales irradiaron, parpadearon y brillaron a modo de caleidoscopio con un diseño unívoco de música e iluminación, en el que los ruidos, la música teatral y la interpretación instrumental tuvieron lugar en equilibrio. En este concierto se interpretaron obras de Juliana Hodkinson, Thresh (2017/18); Damien Ricketson, Rendition Clinic (2015); Eugene Ughetti, Pyrite Gland (2015); Juliana Hodkinson, Lightness (2015) y Simon Løffler, e (2015). La interpretación corrió a cargo del ingeniero de sonido Tilman Robinson, Nick Roux en luces, Rowan Cochran, electrónica, el diseño de Tom Burless, la creación de Richard Dinnen, y la producción de Sheah Sutton y Michaela Coventry.

Otra participación de este ensemble se llevó a cabo con la interpretación de Atlas of the Sky (2018) para voz, percusión y coro (Crowd) de la compositora australiana Liza Lim. En ella se invitaba a realizar un viaje ritual a través de las emociones, que están conectados con las masas (turba), la protesta y la comunicación. Su nuevo trabajo de larga duración cuenta con una fuerte carga crítica, al basarse en el libro Masse und Macht (La Masa y el Poder) de Elias Canetti, la poesía de Eliot Weinberger, así como los poemas de exiliado contemporáneo chino Bei Dao. Además de la cantante Jessica Aszodi y Speak Percusion de Melbourne, actuaron participantes de los cursos de verano para realizar las diferentes formas de multitud que requería la obra, que estuvo dirigida por Eugene Ughetti y que contó con Tilman Robinson en el diseño de sonido.

En la línea de la investigación sonora para percusión, bajo el título HEARING METAL AND NYLON se presentaron los resultados del taller dirigido por Christian Dierstein y Håkon Stene. Timbres derivados de las relaciones táctiles con los objetos, con dispositivos de música analógica, plantas de energía geotérmica, cuerdas de nylon y vasos de plástico, platillos, conos de pino y mesas de ping pong, chaquetas, etc., pudieron observarse a través de las obras de Thomas Meadowcroft, Cradles (2013); Michael Pisaro, Hearing Metal 3 (2010); Michael Maierhof, ZONEN 4.3 (2018); Carola Bauckholt, Hirn & Ei (2010/2011); Yiran Zhao, SHH 1 (2015); Cathy van Eck, De Beweging (2017); Elena Rykova, The Mirror of Galadriel (2012); Atli Ingólfsson, SULPHUR PULSE (2003), y Arash Yazdani, Sho’ebadeH (2015).

[1] El compositor Alberto Carretero contó además con el estreno de otras dos obras en este Festival, Imaginary Framework (2017), para piano, interpretada por Carolina Santiago Martínez, dentro del marco del taller de piano, tutorizado por Nicolas Hodges; y Ondeggiando (2018), para oboe y violín, interpretada por Mei Kamikawa, oboe, y Dejana Sekulic, violín, en la presentación del estudio dirigido por Cathy Milliken y Graeme Jennings.

____________________________

Salir de la versión móvil