Doce Notas

Elisabeth Leonskaja clausura la temporada de la Fundación Juan March

clasica  Elisabeth Leonskaja clausura la temporada de la Fundación Juan March

Leonskaja interpretará las tres últimas sonatas para piano de Franz Schubert. La interpretación de estas tres grandiosas obras en un mismo recital invita a adentrarse en un arte visionario espiritualmente asociado a las pinturas negras de Goya, fallecido el mismo año que Schubert. La escucha de esta música colosal demanda del oyente un cambio de escala en la percepción del tiempo, cuyo devenir parece congelarse momentáneamente.

Con este concierto no solo se clausura la temporada, sino que también se cierra simbólicamente el círculo abierto el pasado mes de septiembre, con el concierto extraordinario de inauguración, dedicado también a Schubert bajo el título Schubert consagrado: Lieder de 1823 a 1826, interpretado por el tenor Christoph Prégardien y el pianista Julius Drake.

Como es habitual, este concierto se transmitirá en directo por Radio Clásica de RNE y por streaming a través del Canal March (www.march.es/directo).

En su último año de vida, Schubert afrontó proyectos compositivos ambiciosos, sobre todo en el campo de la música de cámara, como los monumentales Tríos con piano D 898 y D 929 y Quinteto de cuerda D 956. No puede ser mera casualidad que ante el presentimiento de una muerte cercana volviera su corazón al Lied y a la sonata para piano, los dos géneros medulares en su catálogo. La trilogía que conforman las Sonatas en Do menor D 958, en La mayor D 959 y en Si bemol mayor D 960, verdadero canto del cisne de uno de los compositores más poéticos de la historia de la música, fue escrita entre mayo y septiembre de 1828.

Tiene algo de milagroso que obras de tal magnitud se gestaran en un periodo de tiempo tan corto, con las fuerzas vitales y emocionales cada vez más mermadas. Como era su costumbre en este género, el estreno de estas composiciones tuvo lugar en el ámbito privado del salón, posiblemente el 27 de septiembre, con el propio compositor al piano. Schubert moría apenas siete semanas después, el 19 de noviembre, pero las sonatas no verían la luz de la imprenta hasta 1839 con dedicatoria a uno de sus defensores más entusiastas: Robert Schumann.

Podría parecer paradójico hablar de estilo tardío en un compositor fallecido con solo 31 años. Y, sin embargo, estas sonatas condensan algunos de sus rasgos esenciales: evocación del infinito, ralentización de los tempi, grandiosidad en la forma y audacia en las modulaciones. Tanto el soporte físico de los autógrafos como el contenido musical de las obras confirman que Schubert concibió las tres sonatas como una trilogía, un tríptico con materiales compartidos e ideas trasversales.

Así lo confirman una distribución equilibrada de expresiones y caracteres y un planteamiento compositivo cíclico con motivos similares en distintos pasajes. La Sonata D 958, oscura y sombría, es la más alejada de la vena lírica típica schubertiana, mientras que la Sonata D 959 es la más proporcionada en su organización interna, la más variada en color y también la más opulenta. Por último, la Sonata D 960 es el perfecto prototipo de opus ultimum, con una presencia tan majestuosa y monumental como serena y contemplativa.

Durante décadas, Elisabeth Leonskaja ha estado entre las pianistas más relevantes de nuestro tiempo. En un mundo dominado por los medios de comunicación se ha mantenido fiel a sí misma y a su música, siguiendo los pasos de los grandes músicos rusos de la época soviética como David Óistraj, Sviatoslav Richter y Emil Guilels.

Nacida en Tiflis (Georgia), mientras era estudiante del Conservatorio ganó premios en prestigiosos concursos internacionales de piano como el George Enescu, el Marguerite Long y el Reina Isabel. Muy influida por su colaboración profesional con Richter, en 1978 abandonó la Unión Soviética y se asentó en Viena.

Ha actuado como solista con las orquestas más importantes del mundo, con directores como Kurt Masur, sir Colin Davis, Yuri Temirkánov o Mariss Jansons. Es invitada con frecuencia a los más destacados festivales. A pesar de su apretada agenda, reserva un importante espacio para la música de cámara, con formaciones como el Cuarteto Artemis, el Cuarteto Borodín o el Cuarteto Emerson.

Entre sus numerosas grabaciones destacan los Conciertos para piano de Chaikovski con la Orquesta Filarmónica de Nueva York bajo la batuta de Kurt Masur, los Conciertos de Chopin con la Orquesta Filarmónica Checa bajo la batuta de Vladímir Áshkenazi y los Conciertos de Shostakóvich con la Saint Paul Chamber Orchestra. En febrero de 2016 lanzó el primer volumen de la colección completa de las Sonatas de Schubert con la discográfica de eaSonus, y en 2018 el segundo.

www.march.es

 

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