Doce Notas

La musicalidad en el instrumento. Dina Alexander en Barcelona y Madrid

teoria y practica  La musicalidad en el instrumento. Dina Alexander en Barcelona y Madrid

Ofrecerá un curso realmente novedoso a todos los profesores de instrumento interesados en abordar la enseñanza del instrumento de una forma muy diferente a la convencional.

Muchos profesores ya tienen la certeza de que empezar a tocar un instrumento descifrando las bolitas, sin sentido musical, del pentagrama, no es el mejor sistema para aprender música y hacerse músico en el sentido más amplio de la palabra. Pero es difícil crear una secuencia de aprendizaje coherente que vaya construyendo paso a paso un camino hacia la máxima libertad con el instrumento. Todos hemos soñado con poder tocar nuestro instrumento con la misma libertad que cuando hablamos, simplemente expresando ideas que surgen en nuestra cabeza. Pues bien, esto en la música no debería ser un logro sólo apto para los genios, sino la forma más básica y primaria de hacer música.

Dina Alexander aunque es actualmente profesora en la Universidad  Roberts Wesleyan, ha sido durante muchas décadas profesora de banda en diferentes High Schools en EEUU. Las actuaciones de sus big bands juveniles han sido galardonadas con las máximas distinciones en EEUU durante muchos años. Sus alumnos aprenden siempre en clases grupales y en pocos meses son capaces de improvisar solos y tocar un amplio repertorio sin necesidad de la lectura dentro del gran grupo. Para organizar su aprendizaje Dina Alexander utiliza la secuencia de progresión que Edwin Gordon describe en su Music Learning Theory (Teoría del Aprendizaje Musical) y por ello se ja convertido en una de las máximas representantes de este nuevo paradigma educativo a nivel internacional.

La MLT de Edwin Gordon plantea un aprendizaje musical que no comienza con la partitura, sino que se basa en la experiencia vivencial de la música y de la asimilación a través del oído. Con otros pedagogos predecesores como Orff o Suzuki, Gordon comparte muchos de los principios básicos de sus postulados, pero la gran aportación o novedad que Gordon ofrece, es la descripción detallada del proceso madurativo del pensamiento musical o audiation, lo que permite a los profesores secuenciar perfectamente su enseñanza, sabiendo qué paso es el que deben dar en cada momento y también conecta perfectamente la vivencia directa de la música con la comprensión conceptual de la misma. Esto permite prescindir totalmente de la partitura en las primeras fases, y de cualquier nomenclatura o concepto que haga referencia a ella. Pero al mismo tiempo establece, especialmente a través de las sílabas rítmicas y tonales que utiliza, un eslabón que conecta perfectamente lo asimilado y comprendido a través del oído con la lectura y escritura musical, cuando llega el paso secuenciado para este aprendizaje. Los alumnos construyen una sólida base auditiva e interpretativa a través de cantar, movimiento rítmico, y aprendizaje de patrones tonales y rítmicos antes de ser introducidos en la notación musical.

Cuando los niños aprenden a hablar, primero escuchan. Desde que nacen e incluso antes, los niños están inmersos en los sonidos del lenguaje. Absorben estos sonidos y se van sintonizando con el lenguaje de su cultura. Pronto los niños comienzan a imitar. Reciben un gran estímulo y ánimos en sus balbuceos, incluso aunque sus sonidos no sean entendidos por los adultos. Después comienzan a pensar en el lenguaje. Las palabras y las frases comienzan a tener sentido para ellos. Lo siguiente que hacen es improvisar en el lenguaje. Comienzan a construir sus propias frases organizadas de manera lógica. Pueden tener ya una conversación. Finalmente después de varios años de desarrollar su capacidad de pensar y hablar, a los niños se les enseña a leer y escribir. Solamente cuando todas estas habilidades están puestas en su lugar aparece la gramática, la teoría de la construcción del lenguaje. El habla es fruto del pensamiento, no de la imitación, aunque la imitación sea necesaria en los inicios del proceso.

La secuencia del aprendizaje musical tiene mucho que ver con esta secuencia. Los niños comienzan a escuchar música, después de un tiempo intentan imitar sonidos, para terminar comprendiendo la lógica interna y así ser capaces de predecir y otorgar significado a la música que escuchan, y de producir sus propias ideas musicales, en un circuito que se retroalimenta y que Gordon llamó audiation, equiparándolo al pensamiento. Así la música que se interpreta debería ser fruto de la audiation, no de la imitación, la memorización ni la mecanización, aunque la imitación sea indispensable en la parte inicial del proceso.

En el camino de aprendizaje que se dibuja desde la MLT, cada habilidad nueva que los niños desarrollan se basa en la anterior y cuando un niño no sabe hacer algo simplemente muestra que necesita más de lo anterior. Cada clase es una continua espiral de secuencias, desde el todo (canción, recitado) hacia los detalles (patrones tonales y rítmicos) y regreso al todo (canción, recitado) donde cada niño encuentra el estímulo que necesita para secuenciar individualmente su propio proceso. El más capacitado no se aburre y el que tiene una mayor dificultad no se frustra, porque el profesor sale al encuentro de todos ellos de manera individualizada, manejando multiplicidad de habilidades y contenidos.

Los alumnos que aprenden según la MLT aprenden a leer música pero sólo cuando han desarrollado la habilidad de escuchar con compresión internamente, los patrones reflejados en la partitura. De esta manera leer es para ellos más una cuestión de reconocer que de decodificar. Por eso, tocar de memoria nunca es un problema porque en la cabeza se escucha por adelantado la música que va a venir, en todas sus dimensiones y es en esa escucha interna desde donde se ha creado el circuito de conexión con el instrumento musical. Si alguna nota se olvida se puede sustituir con facilidad por otra igual de convincente porque se es consciente del contexto.

Finalmente es el aprendizaje comprensivo de la música lo que nos capacita para su máximo disfrute, nos permite desarrollar habilidades múltiples: transportar, improvisar, tocar de oído, arreglar, variar, armonizar, tocar con seguridad técnica y expresividad, y en definitiva es sin lugar a dudas el gran objetivo de la enseñanza musical.

Todo esto Dina Alexander lo ha llevado a su máxima potencia con sus Big Bands. No te puedes perder este curso si:

Será en

San Boi de Llobregat. 28 y 29 de junio

Madrid. 30 de junio y 1 de julio

Info en: www.igeme.es

Inscripiones: info@igeme.es

Marisa Pérez es directora y fundadora de IGEME (Instituto Gordon de Educación Musical España)

 

____________________________

Salir de la versión móvil