Alicia de Larrocha; otras delicada y sensual como Maria João Pires o Mitsuko Uchida, pero siempre fiel a la esencia de cada partitura. Sólo así se alcanza la introspección lúcida de Liszt, la contemplación serena de Debussy o la reconfortante nostalgia de los silencios de Mompou. Su último disco, dedicado a Scriabin, Szymanowski y Chopin, lleva por título X en referencia a la incógnita, a lo prohibido y al sonido interior de la palabra éxtasis.
Interpretará el Andante con variaciones en fa menor (que Haydn concibió como un primer movimiento de sonata), la Balada nº 2, de Liszt (en la que compositor se bate contra sus propios fantasmas), dos Estampes y L’isle joyeuse, de Debussy (evocadoras de paisajes y recuerdos), los Nueve preludios de Szymanowski (que dejaron sin palabras al mismísimo Rubinstein) y el Andante spianato y la Gran polonesa brillante op. 22 de Chopin.
Se trata de una iniciativa promovida por la ginebra The London Nº1 y LaFonoteca.
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