Doce Notas

Nueve Novenas. Una hazaña hecha realidad

hacia el siglo 21  Nueve Novenas. Una hazaña hecha realidad

Con una programación que ha alimentado la maldición histórica que pesa sobre las novenas sinfonías, no sobrepasar el número 9, la gesta del director Víctor Pablo Pérez le ha consagrado entre los grandes directores al ponerse frente a la Orquesta Nacional de España, Orquesta Sinfónica de Madrid junto al Coro Nacional de España, Orquesta Sinfónica de RTVE, Orquesta de la Comunidad de Madrid y Joven Orquesta Nacional de España, en un solo día.

La trama daba comienzo con la intervención de la Orquesta Sinfónica de Madrid que, tras romper el hielo con la Novena de Hadyn, abordó la obra que dio origen al maleficio, la Novena, de Beethoven, junto al Coro Nacional de España y los solistas Raquel Lojendio, soprano, Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano, Gustavo Peña, tenor y David Menéndez, barítono. Víctor Pablo Pérez dirigió sabiamente la primera de ellas logrando extraer la creatividad y frescura de una obra de juventud, pero fue en la segunda, donde intérpretes y director pusieron todo el empeño para ofrecer una magnífica interpretación, de gran idoneidad expresiva romántica, que hizo gala del simbolismo que encierra la partitura: el reto de superación, en este caso para las siguientes orquestas.

En línea con esta primera parte, la Orquesta de la Comunidad de Madrid ofreció un programa dual entre clasicismo y romanticismo temprano que incluyó la Novena, de Garay, compositor de origen asturiano que desarrolló su carrera musical en la Catedral de Jaén y la Novena, de Schubert. Un repertorio que la agrupación ya tenía en dedos, tal como hicieron notar con la buena y elegante interpretación que ofrecieron, y que igualmente resultó muy apropiado al sonido equilibrado de tradición clásica que caracteriza a esta orquesta.

La sesión de tarde abría con la Orquesta Sinfónica de RTVE y avanzaba cronológicamente el mismo planteamiento estilístico, con las Novenas, de Mozart y Bruckner. Cumplieron objetivos con la obra mozartiana pero se lucieron con Bruckner. Víctor Pablo Pérez ofreció una lectura de esta última con trayectoria clara: un primer movimiento evocador con paso firme al scherzo, estupendamente interpretado por la orquesta junto al radiante Adagio y final cíclico. Y así se rompió por una parte, el maleficio del día, la posible sombra de la interpretación de la Novena de Beethoven que había ofrecido la Sinfónica de Madrid y por otra, también el histórico, dado que Bruckner compuso más de nueve sinfonías.

El punto culmen de la jornada tuvo lugar con la participación de la Orquesta Nacional de España y la interpretación de las Novenas de Shostakóvich y Dvorák. Obras de marcado carácter diferenciado que dieron la opción, a la dirección y orquesta, de mostrar de forma sublime dos concepciones musicales antagónicas, la melancolía de la música mordaz del ruso y el deleite de colores expresivos de una composición de factura nacionalista, como es la conocida Sinfonía del Nuevo Mundo. Brillantes interpretaciones que alcanzaron sus máximas y obtuvieron una recepción apoteósica por parte del auditorio, al completo, que derrochaba “bravos” intercalados entre incesantes aplausos.

Al anochecer, en la última sesión, cuando parecía que ya nada podría remontar el nivel ofrecido hasta el momento, llegó la Joven Orquesta Nacional de España con fuerzas renovadas y ofreció una estupenda versión de la Novena de Mahler. La experta batuta aprovechó el ímpetu de la juventud y de esta manera pusieron un sobresaliente broche final al evento sinfónico. Una Joven Orquesta Nacional prometedora y futuro cierto.

En torno al eje temático Nueve Novenas se desarrollaron a lo largo del día otras sesiones musicales paralelas a las sinfónicas, desde las 10,30 hasta las 00,30 h., en los diferentes espacios del Auditorio Nacional. El evento abrió con el Grupo de Metales de la JONDE, la Sala de Tapices acogió improvisaciones jazzísticas sobre las nueve sinfonías y de forma paralela a la Sala Sinfónica, la Sala de Cámara del Auditorio acogió una programación para piano que comprendía las nueve sinfonías de Beethoven transcritas para piano por Liszt. Los pianistas protagonistas de las cinco sesiones fueron Miguel Iguarte, Juan Carlos Garvayo, Eduardo Fernández, Miriam Gómez-Morán y José Menor.

Para la clausura se escuchó en la calle Música para los reales fuegos artificiales de Haendel en versión grabada, acompañada de un despliegue de fuegos artificiales en directo.

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