Doce Notas

Cracovia se vuelve francófona en Semana Santa

notas al reverso  Cracovia se vuelve francófona en Semana SantaEl festival de música religiosa Misteria Paschalia, de la mano del titular de Le Poème Harmonique, Vincent Dumestre, rescató la pasada Semana Santa la faz más religiosa y menos frívola de la Francia versallesca con tres Leçons de Ténèbres inéditas en suelo polaco.

Desde hace un lustro, Cracovia aprovecha la mínima ocasión para remontarse a los siglos XVII y XVIII. En esa labor de revisitar y recatalogar el repertorio barroco han puesto todo su empeño dos citas musicales de primer orden a pesar de su juventud: el Festival Opera Rara (repertorio profano) y el Misteria Paschalia (en el ámbito religioso).

En pocas ciudades de Europa se reivindica con tanto fervor y convicción la creación musical del barroco. Primeras audiciones con tres siglos de compás de espera, compositores descatalogados, partituras amortajadas y, de la noche a la mañana, resucitadas. Como la multiplicación de los panes y los peces, el fondo de armario (de repertorio) parece agrandarse en lugar de achicarse, así pasan las ediciones y el Misteria Paschalia va cumpliendo años. Y, milagro, el siglo XVII atrae también al público joven.

El ingente patrimonio eclesiástico y el proverbial catolicismo cracoviense, exacerbado en los dos últimos años con el advenimiento del gobierno ultraconservador, se avienen a un festival concebido por y para la Semana Santa. Tanto da si los intérpretes son creyentes o arqueólogos sonoros, la dirección del festival ha sabido aunar con acierto y gusto: retiro religioso y goce musical. Excepción hecha, si se me permite, del famoso palacio congresual ICE. Un marco nada propicio para despertar religiosidad alguna. Suponemos que la dirección, por exigencias del guión (y para amortizar la nada desdeñable inversión del pretencioso auditorio) se ve obligada a hacer uso de su acústica, en perjuicio del gótico secular de la orilla vetusta del Vístula.

Francia, país invitado

La impronta del director residente, monsieur Dumestre, no pasa por alto al oyente. No en vano la mitad del repertorio seleccionado corresponde a autores del país galo. Con La Poème Harmonique, a la cabeza, y Le Quadrige, l’Ensemble Athenais, Le Taylor Consort, el Ensemble Centaurius, entre otros, la nutrida delegación francesa se ha dejado sentir entre la horda de turistas que toman el Rynek cracoviense, coincidiendo con el fin de la cuaresma, o lo que se ha dado en llamar, en tiempos laicos, el arranque de la Temporada Alta. No deba extrañarnos entonces que la francofonía se haya apoderado de la Semana Santa y que la prestigiosa emisora Mezzo se animara a retransmitir algunos de los 11 conciertos programados.

Leçons de Ténèbres es el sugerente nombre que recibió uno de los géneros sacros más emblemáticos del siglo XVII, cuya sombra se prolongó incluso hasta el siglo XVIII, curiosamente conocido como Siecle de La Lumiere. En las exquisitas notas, que cada año edita Misteria Paschalia, se refiere Thomas Leconte, a las leçons de ténèbres como una forma integrada por una única voz, dos o tres a lo más, acompañadas de bajo continuo y unos pocos instrumentos solistas. Es de suponer que, tras el periodo de meditación de la Cuaresma, la entrada en Semana Santa constituía un progresivo acercamiento a la apoteosis. No obstante, los días precedentes primaban la meditación, la conversión y la penitencia. En esa aura de retiro se enmarca las ténèbres, que, tres siglos después se han escuchado (por primera vez en algunos casos) en las iglesias de Galizja.

Viernes Santo en la noche Jueves Santo. El barroco como sinónimo de austeridad

Jueves Santo, Basílica de Bożego Ciało en pleno barrio judío de Cracovia, el único bastión católico de Kazimierz pero menudo. Colosal gótico exterior. La hora de inicio del concierto poco convencional: 23 h. La tiniebla se apodera de la tendida cruz latina. Tan solo al final del punto de fuga, allá a lo lejos, hacia el altar mayor se vislumbra la pátina aúrea.

En el epicentro de la cátedra Alix Rousselet, Victoria Jung (sopranos) y Axelle Verner (mezzo) inician a capella la última de las tres lecciones de tinieblas programadas por el Misteria Paschalia 2017 con el Prélude du 6eme ton, de Guillaume-Gabriel Nivers. Le seguirán una decena de pasajes más (Marc-Antoine Charpentier, Marin Marais, Michel-Richard deLalande y Sebastien de Brossard) hasta que, bien entrada la medianoche, se apaga el último de los cirios pascuales y la inmensidad de Bożego Ciało, del cuerpo de Dios, quedará literalmente sumergida en absoluta oscuridad. En polaco se refieren al Domingo de Pascua con un término enigmático y nocturnal: Wielkanoc (literalmente, Gran Noche)

Liturgia del sonido y de la candela

Un concierto en acústico en toda la amplitud del término acústico (ni un cable, ni un watio), leds sobre la partitura y la combustión casi insonora de la cera. El Ensemble Centaurus y el Ensemble Athenais, dirigido desde el clavecín y el órgano positivo por su titular, Philippe Grisvard, nos regaló una verdadera reconstrucción musical de la vigilia del Viernes de Pasión. Curiosamente todo voces femeninas, cuya disposición alternó entre la cátedra y las alturas celestiales del órgano. Excelentes transiciones de un set a otro, casi sin solución de continuidad, hasta el punto que el oyente, embebido de ese halo de misticismo o recogimiento, olvida cualquier hiato entre las distintas obras ejecutadas.

Destacó entre todos, la solista Claire Lefiliatre. Aunque suene a lugar común su declamación sonó más diáfana que nunca, en esa oscuridad envolvente, contra la que Lefiliatre (aliada con las menguantes velas) se rebeló, dirigiendo su plegaria a la lejana inasible crucería de la basílica. En el conjunto instrumental, curiosa hermandad (clavecín, archilaúd y viola de gamba, esta última un tanto errática en la afinación, supliendo esa incertidumbre con convencida expresión). Primó la esencia y la austeridad.

Con todo, una música reservada, sin virtuosismos ni fruslerías, que va calando en el oyente y que invita a plantearse la duda de si la música sacra actuaba a modo calzador para una mejor aceptación de la doctrina cristiana, o si, por contra, era un fin en sí misma, una experiencia religiosa por sí sola. Tras la interpretación de los Ensembles Centaurus y Athenais uno se inclina a pensar que una y otra forman parte de un todo, son indisociables. La música es incompleta sin su correspondiente liturgia y la liturgia inacabada sin la música. La oscuridad alerta los sentidos y los pone en guardia. Por eso escuchar a oscuras es un ejercicio auditivo sin precio.

Apple ha pulverizado las liturgias terrenales, creando la suya propia, demostrando que hasta los laicos más radicales, tarde o temprano terminan sentando credo litúrgico y cátedra.

Stabat Mater

Perfeccionista Vincent Dumestre ultima los detalles del Stabat Mater, de Pergolesi, preludiado por una tarantela anónima, interpretada a modo de charanga tunera, que precede a modo de contraste de la genial obra del italiano. Julia Lezhnieva, encabeza el elenco vocal. Conmueve ver a la joven rusa escuchando como si de una colegiala se tratara, todo obediencia, horas antes del concierto. Quienes asistimos al ensayo general sabemos porque tantos directores se han rendido a sus cuerdas vocales. Dios quiera que Lezhnieva, no se convierta nunca en «la Lezhnieva» (como tantas otras) y podamos disfrutar de su modesta excelencia por muchos años, sin necesidad de otorgarle el dudoso honor de diva, calificativo arcaico y de doble filo.

Fazit: Ni los rusos ton tan bárbaros, ni los franceses tan laicos, ni el barroco tan recargado. Y así ad infinitum. Conviene poner freno a la recaída en el prejuicio patriótico, más en la época en la que estamos, donde nuestra identidad-existencia viene condicionada, para bien o para mal, por tener o no batería en el teléfono móvil. Estaría bien que el gobierno polaco, tan abonado últimamente al lugar común del orgullo patrio, al patriotismo de estado y al proselitismo religioso tomara nota de ello. Hay más religiosidad, a veces, en un concierto que en un mitin eclesiástico; más política en un sermón dominical que en un acto de campaña.

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