El álbum que aquí presentamos incluye dos obras que son grabadas por primera vez en disco a pesar ser tener unas fechas de composición muy dispares. La obra principal es el Concierto de Benicàssim, compuesto por Leo Brouwer en 2002 como homenaje a Francisco Tárrega en el 150 aniversario de su nacimiento (1852-1909). Para este trabajo, Brower reutiliza y reelabora parte de los materiales musicales usados en la banda sonora del film Memorias del subdesarrollo que compuso en 1968. Está dividido en tres movimientos, fuertemente caracterizados por el ambiente cinematográfico del que deriva y en el que apenas aparecen referencias a la guitarra de Tárrega, aun estando dedicado a él.
Este Concierto de Benicàssim fue estrenado por el guitarrista Gabriel Estarellas como vencedor del Certamen Internacional de Guitarra Francisco Tárrega, en el año 2002. Tras su estreno cayó en el más absoluto silencio hasta que diez años después volvió a ver la luz en una interpretación del guitarrista Miguel Trápaga y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar bajo la dirección del propio Brower. Para esta ocasión, el compositor decidió eliminar las repeticiones del segundo y tercer movimiento, dando a la obra mayor fluidez y concisión. Esta versión, y de nuevo con Trápaga como intérprete, es la que pocos años después ha sido llevada al disco por primera vez y para la posteridad.
Precediendo a esta obra encontramos otro trabajo que también es grabado por primera vez. Se trata de la obra Guitare del compositor suizo Frank Martin. Esta obra, al igual que la anterior, ha sufrido la condena del silencio durante décadas. La obra original, compuesta en 1933, para guitarra solista lleva por título Quatre pièces brèves, y fue dedicada Andrés Segovia, pero por alguna razón no gozó de su atención, sumiéndola en el olvido hasta su rescate editorial en 1959. A partir de ese momento las Quatre pièces brèves logran la repercusión que se merecen y hoy día es considerada una obra maestra del repertorio guitarrístico.
Inmediatamente después de su composición en 1933, Martin realizó una transcripción para piano con el título de Guitare. Suite pour le piano, portrait d’Andres Segovia, y poco después, en 1934, elaboró la versión orquestal, Guitare, que no había sido llevada al disco hasta ahora. Una versión que traslada magníficamente a la orquesta el colorido y la expresividad de la guitarra a través de una excelente instrumentación.
A modo de presentación, abre el disco el afamado y conocido Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo; el más interpretado de los conciertos para guitarra. Una obra que también hubo de soportar años de silencio y olvido –en esta ocasión debido a las dificultades técnicas– para después convertirse en la obra de referencia para el género y en la mayor carta de presentación para un guitarrista frente a la orquesta. Esperamos que las obras que la acompañan en este disco disfruten de igual fortuna.
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