Bajo una premisa pictórica, una serie de paneles dedicados a la Pasión, surge Polyptique para violín y dos pequeñas orquestas de cuerda, música construida a la manera de una suite, que saca el máximo partido del solista.
También Bach inspira desde el mismo título Passacaille para orquesta de cuerdas, e incluso alguno de los gestos melódicos llega a recordar la música del Cantor. Completa el registro el Concierto para clave y pequeña orquesta en dos movimientos, en el que la parte solista se integra perfectamente en la sonoridad orquestal de Martin, un compositor que merece ser más escuchado y grabado.