Sobre sus deudas, impagadas, aplazadas, pospuestas- como la pancarta que luce en la fachada del Ayuntamiento de Madrid. Porque el crédito se acaba, regresan los fantasmas- ¿o siempre habían estado con nosotros?- y la ignominia y el horror del siglo XX parece un espejo cóncavo en el que mirarnos y reconocernos; nosotros habitantes de este siglo XXI en el que todo regresa.
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