
Antonio José (1902-1936)
Cuentan las crónicas que las últimas palabras de Antonio José antes de caer abatido por las balas fueron ‘¡Viva la música!’. Un sencillo vítor que refleja cuán importante fue este arte para el compositor fusilado en los albores de la Guerra Civil. Treinta y tres años tenía cuando el 9 de octubre de 1936 le condujeron al monte de Estépar en una de las continuas sacas realizadas en el penal burgalés. Fundido a negro.
A pesar de su juventud, atesora una importante y prolija obra compositiva con piezas tan imponentes como Sinfonía castellana, la ambiciosa ópera El mozo de mulas o el castizo Himno a Castilla. Sonido en directo.
La dictadura franquista acalló su figura, pero no pudo borrar los reconocimientos recibidos, desde el Premio Nacional de Música en 1932 por su Colección de cantos populares burgaleses, reflejo de su compromiso con Castilla, a las elocuentes palabras de Maurice Ravel, con el que coincidió en París: ‘probablemente acabo de conocer al segundo mejor músico español del siglo XX después de Manuel de Falla’. Claqueta. Tres, dos, uno… ¡Grabando!
Bastan estos cuatro apuntes para dar cuenta de la jugosa biografía de Antonio José Martínez Palacios y de su relevancia para la cultura. Y no solo la burgalesa. Así quedará reflejado en el documental que estos días se graba sobre su vida y su obra, especialmente su obra, con la interpretación en directo de algunas de sus piezas más míticas de mano de músicos de distintas partes del mundo.
Detrás de esta iniciativa se encuentran los fotógrafos Enrique del Rivero y Luis Mena, el artista plástico Gregorio Méndez y el realizador audiovisual Sergi Gras.
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Ver también el programa de mano en pdf del concierto monográfico que le dedicó el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC), el 26 de marzo, 2003.
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