Doce Notas

El compositor y pianista Juan Antonio Simarro presenta su primer trabajo discográfico en Tenerife

hacia el siglo 21  El compositor y pianista Juan Antonio Simarro presenta su primer trabajo discográfico en TenerifeVersiones para piano, violín y vibráfono hicieron gala en los conciertos, del lirismo de las composiciones que recoge el primer disco de Juan Antonio Simarro, compuestas originariamente para piano y cuarteto de cuerdas. De las once obras que engloba este primer lanzamiento, los músicos abordaron Sueño nº 3, Dúo nº 1 para violonchelo y piano Nocturno, Noche en el Café Montarto, Amarga Dulce, Cádiz y Cuatro acordes para expresarme.

La creatividad y el carácter improvisador del protagonista de la noche, Juan Antonio Simarro, se hicieron patentes, con unos conciertos de ambiente distendido, en el que cada obra se introdujo al público desde la concepción puramente inspiradora del autor. A modo de diálogo, Simarro dibujó un escenario creativo antes de cada interpretación, poniendo de relieve la noche como momento de estímulo compositivo, escenario en el que se materializan sus sueños en música: “Tres de la mañana, voy a dormir, pero antes acaricio algunas teclas del piano, surge un motivo melódico, [suena en el concierto] y digo Creo que hoy tampoco duermo”. Así presentó Dúo nº 1 para violonchelo y piano Nocturno en versión piano y vibráfono, obra de carácter melódico y melancólico en la que predominan dinámicas muy piano, que fueron interpretadas con mucho gusto por parte de los dos músicos, Simarro y Martín.

En Simarro hay claramente un espíritu de pianista de café, cuyo objetivo es llegar al oyente a través del lirismo, entendido este como la capacidad de comunicar mediante la música sus sentimientos o emociones íntimas. Su obra, de clara factura melódica y armónica, es evocación de factura lírica e intimista; y su interpretación, transmite la imagen del pianista ensimismado en su hacer, creativo e improvisador, que se evade del entorno para introducirse en los claroscuros de las teclas del piano. Una mirada hacia un interior de ensoñación. Este es el caso de Sueño nº 3, para piano solo, en la que Simarro expuso una idea musical, introvertida, que se transforma y desarrolla en densidad para retomar el carácter melancólico inicial, con una interpretación muy intimista. Otro caso, de diferente carácter, es Noche en Café Montarto, compuesta precisamente en el café que le dio título, y en la que concede bastante espacio a la improvisación de clara influencia jazzística. Estos rasgos fueron puestos de relieve, con mucho swing, por parte de Juan Antonio Simarro al piano y César Martín al vibráfono.

Este lirismo e intimismo, se antoja como marco para todas las composiciones de Simarro, aunque deja lugar igualmente a la agitación rítmica y melódica. Fueron estos momentos de mayor tensión y viveza rítmica en los que la violinista Laura Vilela lució sus destrezas con más soltura, como fue el caso, en Adagio para violín, piano y orquesta, en versión dúo para piano y violín o Cádiz. En esta última composición, de presupuesto andaluz, marca esta esencia en los diseños melódicos sobre escala, cadencias y ayeos propios de este tipo de música, interpretados con donaire por parte de Simarro y Vilela.

Juan Antonio Simarro, como compositor de las obras, mostró una gran ductilidad al piano, y descolló por su capacidad expresiva, acompañándole en este halo de sensibilidad, César Martín en Dúo nº 1 para violonchelo y piano Nocturno y Laura Vilela en Amarga Dulce. Esta última composición, presentada en versión piano y violín, fue compuesta a petición de la bailarina y creadora Paula Quintana para su espectáculo homólogo, basado en la figura de Dulcinea del Toboso y su papel como impulsora de las hazañas de Don Quijote de La Mancha.

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