Doce Notas

Luz, aire, energía y Luc

cdsdvds  Luz, aire, energía y LucMaría Eugenia Luc nació en Rosario (Argentina) en 1958. Como tantos de sus compatriotas, se enredó en combinar raíces, y en eso sigue. Formada en su país y más tarde en Italia y Francia, desembarcó en España a principios de los noventa, en Bilbao en concreto, y allí plantó una rama desde la que se ve un horizonte marino que le evoca todo aquello que nos concierne culturalmente.

En Bilbao ha trabajado duro para que la creación musical tenga plaza: sus criaturas han sido el Ensemble Kuraia o el Festival Klem, y ha tenido tiempo para ejercer como docente en Musikene. Doblemente exilada, como argentina y como mujer compositora, Luc ha entendido que los elementos son su verdadera patria. “De aire y luz” es esta suerte de manifiesto en el que se encierra un recorrido dramático en el que los protagonistas son los ocho estados del Chi Kung, desarrollo del yoga que dibuja una “técnica de la respiración”. Sus ocho palabras guía son los títulos de las mismas piezas de Luc en este disco: Shen (Profundo), You (Continuo), Mian (Delicado), Huan (Lento), Yun (Uniforme), Xi (Suave), Jing (Sosegado), y Chang (Largo).

Uno de los enormes méritos de este trabajo se oculta en un hermanamiento de escuelas de trabajo, cada una de las cuales ha conducido una poderosa corriente musical en las últimas décadas, pero pocas veces aparecen en armonía. Hablamos, en primer lugar, de una atmósfera vinculada a la meditación de carácter zen; en segundo lugar, el pensamiento espectral; y en tercer lugar, el rigor estructural de las morfologías matemáticas, como el pensamiento fractal o la sección aurea. Combinar áreas tan dispares, a menudo enfrentadas, de las barricadas culturales recientes, y hacerlo con notable pericia y éxito sonoro es, que duda cabe, una de las muestras de que este disco encierra décadas de alimento estético y correcta digestión.

Para este disco de madurez, María Eugenia ha recurrido a la formación de la que es promotora, el Ensemble Kuraia, dirigido con sobrio brillo por su cómplice personal y estético, el italiano Andrea Cazzaniga. Esta formación, ya bien establecida en España, tiene la soltura adecuada para afrontar todas las sutilezas que Luc le pide. Es una herramienta excepcional. Kuraia hace frente a seis de las ocho obras del CD. Le acompañan el valiente cuarteto de saxofones Sigma Project y la Euskadiko Orkestra Sinfonikoa con una obra cada uno de estos grupos.

El conjunto es un disco envolvente y espiritualmente sinuoso, una hora de música que se pega a los poros de la piel con frescura y suavidad. Quizá convenga concluir diciendo que se trata de un disco de “música contemporánea”, al menos para los atrapados por los tópicos, pero de los que uno olvida esa molesta adscripción cronológica en cuanto comienza a respirar con su música. Una pieza cultural, en suma, imprescindible.

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