
Op.27 np2, Manuscrito (A), pág. 11 (III 1-8). Beethoven-Haus, Bonn
Pese a la enorme popularidad de las obras de Beethoven para el piano (como, en general, sucede con toda su obra), la historia de sus partituras es una de las más complejas de cualquier otro grande: problemas con sus autógrafos, dificultades con sus primeras ediciones, sobreentendidos nada claros en lo que respecta a notas de adorno, signos de articulación, etc.; todo ello convierte, en fin, en imprescindible a la vez que nada sencillo acometer ediciones críticas que vayan limpiando el camino de tradiciones interpretativas perezosas, cuando no incongruentes.
Bärenreiter, la casa editorial alemana líder en este ámbito, se aplica a ello con renovadas ediciones y obliga al especialista y al intérprete cuidadoso a seguirlas al detalle. Se han acumulado en estas últimas
El Opus 27 de Beethoven contiene dos Sonatas para piano de excepción, tanto por su importancia como por su popularidad. La Sonata para piano op. 27, nº 1, en mi bemol mayor, es mucho más conocida como “Sonata quasi una Fantasia”, sobrenombre que, no obstante recibieron las dos que forman el op. 27. Pero, la número 2, en do sostenido menor, se ha instalado en el imaginario del aficionado con otro sobrenombre: Sonata claro de luna. Este es la propuesta del cuaderno Bärenreiter BA 10853. El aparato crítico de esta edición contiene los casi inevitables fragmentos autógrafos del propio compositor que dan medida del laberinto que implica “limpiar” estas obras a partir de fuentes originales. También se incluyen, por supuesto, los apéndices que explican decisiones editoriales que afectan, y no poco, a signos interpretativos básicos en una edición que intenta brindar una partitura sin sobreentendidos.
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