Doce Notas

Redescubrir el barroco alemán con P. H. Erlebach

cdsdvds  Redescubrir el barroco alemán con P. H. ErlebachEl maestro alemán recibió su primera formación musical en la corte de Frisia Oriental. Posteriormente le trasladaron a Turingia, donde en 1681 se convirtió en Kapellmeister de la corte del Conde Albert Anton von Schwarzburg-Rudolstadt, puesto que desempeñó hasta su muerte. Durante sus años de servicio como maestro de capilla convirtió la ciudad de Rudolstadt en uno de los principales centros de actividad musical de la región y se convirtió en uno de los compositores más reputados de Alemania.

Fue un compositor muy prolífico. Su vasto catálogo incluye música orquestal y de cámara, óperas, ballets, cantatas sacras y profanas, misas y oratorios, practicando en todos ellos la mezcla de elementos alemanes, franceses e italianos. Tras su muerte la corte Rudolstadt compró a su viuda toda su colección de música. Un incendio en la biblioteca del Castillo Heidecksburg en 1735 hizo que la mayor parte de su producción fuera destruida, lo que provocó que su obra quedase prácticamente relegada al olvido. Tan solo se han conservado unas 70 obras de las cerca de 1000 que había compuesto.

Una de las obras que sobrevivió fue la presente colección de seis sonatas en trío, impresas en Nüremberg en 1694. Erlebach escribió originalmente estas sonatas para violín, viola da gamba o un segundo violín, y bajo continuo, incluyendo en su edición partes diferenciadas para la viola y el segundo violín, y dejando en manos de los intérpretes la elección del instrumento. Desde principios del siglo XVII la viola de gamba era un instrumento en boga en Alemania, mientras que el violín no comenzó a cobrar importancia hasta mediados de siglo bajo la influencia italiana. Al componer para dos posibles instrumentos, el compositor conseguía que su música llegase a un público más extenso.

El Arte Mvsico se decanta por grabar la primera integral de la versión para dos violines, mucho menos conocida. Estas triosonatas se presentan como un claro ejemplo del típico estilo alemán de la época, es decir, una amalgama de lo mejor de los estilos italiano, francés y alemán: están estructuradas en un preludio o sonata de dos movimientos lento-rápido -al modo italiano-, seguido de una serie de danzas -a la francesa- sobre las que se cultiva el arte del virtuosismo -al gusto alemán-.

Las VI Sonate sitúan a Erlebach como uno de los pioneros alemanes en composición de sonatas en trío junto a Krieger, Pachelbel y Buxtehude, ya que este género no se extendió por Europa hasta el siglo XVIII, cuando las obras de Corelli comenzaron a despertar el interés por esta forma. Otra de las peculiaridades que se encuentran en las sonatas Terza, Quarta y Sesta es el uso de la scordatura, una técnica que consiste en cambiar la afinación normal de las cuerdas del instrumento adecuándola a la tonalidad en la que fue escrita la composición, según explica Teresa Casanova en las notas al CD.

El Arte Mvsico, creado en 2003 por los violinistas Ángel Sampedro y Teresa Casanova, está especializado en la interpretación histórica del repertorio de los siglos XVII y XVIII. Como parte esencial de su trabajo se encuentra un proyecto de investigación y recuperación del patrimonio musical, tanto español como europeo, teniendo en cuenta su calidad musical y estética y su valor histórico.

El grupo realiza una lectura realmente brillante de la obra de Erlebach. En cada sonata la sucesión de movimientos y danzas se realiza con toda naturalidad, en un gran ejercicio interpretativo capaz de remarcar la inspiración lirica y la sensibilidad que el maestro alemán impregnó en su composición a través de la búsqueda de nuevos colores y sonoridades.

En su interpretación, el conjunto emplea instrumentos y arcos barrocos, siguiendo su filosofía de acercar la música de la forma más fiel posible a como fue creada por el compositor. Los violines de Sampedro y Casanova, protagonistas en todo momento, logran resolver la complejidad técnica de las sonatas y ponen de manifiesto su habilidad para mantener un diálogo claro constante entre ambos instrumentos. A pesar de todo, aquellas piezas en las que se emplea la técnica de scordar resultan más ásperas, y no por ello menos bellas, al oído moderno por su afinación. El bajo continuo, por otro lado, encuentra el punto de equilibrio perfecto de la mano del clavecinista Diego Fernández y la chelista Isabel Gómez-Serranillos, permaneciendo en un segundo plano correcto, medido y brillante como sustento armónico para los violines.

El resultado es, por tanto, esta magnífica grabación historicista, editada bajo el sello Verso, que devuelve su importancia a uno de los géneros más ricos del Barroco -las triosonatas- y recupera parte del excelente catálogo musical de un pionero gracias al trabajo de El Arte Mvsico y la calidad artística de sus intérpretes.

Ahora, si nos preguntan por P. E. Erlebach podremos hablar sin dilación sobre la obra de uno de los compositores más relevantes de la literatura para violín del Barroco medio alemán.

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