Doce Notas

ANTE LA MUERTE DE ENRIQUE FRANCO

Fragmento del retrato de Enrique Franco, (Foto: Obra de Simon Golding, 2005. Colección Fundación Albéniz)

Nacido en Burgos en 1920, Franco fue una de esas pocas mentes lúcidas y abiertas que, surgida del bando vencedor de la Guerra civil, pronto comprendió la necesidad de restañar heridas y tender puentes. Como algunos otros intelectuales de la postguerra y ejerciendo casi de figura única en el restrictivo ámbito de la música, Enrique Franco dejó de lado muy pronto los prejuicios y se convirtió en el hombre de referencia junto a los jóvenes. Fue providencial el apoyo que prestó al grupo conocido como “Nueva Música”, formado en 1958 con nombres como Luis de Pablo, Cristóbal Halffter o García Abril. También fue providencial su labor como ideador de lo que hoy es Radio Clásica y donde acogió a varias generaciones de músicos para configurar una emisora que forma parte de la historia de España. También es parte de la historia su labor como crítico de música, durante muchos años en el periódico Arriba y, luego, en el diario El País desde la fundación del diario, en 1976, hasta que sus fuerzas se lo han permitido. Su alejamiento del principal diario de la España moderna ha dejado un hueco que todos lamentamos.

Por todo el conjunto de sus actividades (entre las que no olvidemos una discreta dedicación a la composición, sobre todo en sus años jóvenes), Enrique Franco ha ocupado el lugar de figuras de la talla de Adolfo Salazar, salvando las distancias de lo que representó la España anterior a la Guerra y la posterior. Sea como fuere, con Enrique Franco desaparece toda una época de la España musical, desaparece también para él una larga historia de mezquindades, como las que le cerraron incomprensiblemente la puerta de la Real Academia de Bellas Artes. Si quisiéramos medir la importancia de la figura de Enrique Franco, tenemos una referencia segura en las dificultades, cuando no imposibilidades, de sustituirle en sus funciones más representativas, como la de la Vicepresidencia de la Fundación Albéniz, desde la que inspiró no pocos enunciados ligados siempre a su vocacional apoyo a los jóvenes, ahí está, entre otros, el brillante título por él sugerido de “Generación ascendente”. Descanse en paz Enrique Franco.

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