Doce Notas

“In memoriam”: Verdi Messa da Requiem

cdsdvds  “In memoriam”: Verdi Messa da RequiemEsta especie de vaticinio me recuerda la desaparición de otro gran maestro, en este caso el español Rafael Frühbeck de Burgos, que siendo director emérito de la Orquesta Nacional de España, falleció también el año pasado coincidiendo con la semana en la que la OCNE interpretaba la famosa misa de Verdi. Cosas del destino. Sony Classical, Orquesta Filarmónica de Munich y su coro y en el podio Lorin Maazel. La reseña se escribe sola.

La batuta del maestro nos brinda una grabación exquisita, llena de matices pese al peligro añadido del directo, ya que se trata de un doble CD grabado en sendos conciertos los días 6, 7 y 9 de febrero del pasado año. La crítica ovacionó los conciertos y no es para menos, pues la comunión entre la orquesta, coro y su por entonces titular era total. Y afortunadamente contamos con una grabación que inmortalizó el evento.

Ya desde el comienzo del Requiem nos topamos con una cuerda vibrante y precisa, con todos los músicos coordinados al milímetro preparando el terreno a una primera entrada del coro realmente conmovedora. Al inicio de los hombres les siguen las mujeres, que embellecen aún más el conjunto hasta la primera llamada de atención en la fuga en forte. La segunda aparición del primer tema deja el Kyrie a los solistas, que interpretan su pequeño coral inicial con un empaste exquisito. Quizá la soprano, Anja Harteros, sobresale un poco por encima de sus compañeros, pero como siempre las versiones son opinables hasta el absurdo. Los cuatro están magníficos de principio a fin.

Como ejemplo de contraste, el Dies Irae es una vorágine en la que el bombo rompe el brutal bloque sonoro de la orquesta, un muro compacto que refleja a la perfección el día de la ira. Es necesario hacer mención a la respuesta de la orquesta ante la fastuosa orquestación que Verdi puso al servicio de la obra, dedicada a la memoria de su buen amigo Alessandro Manzoni. Los distintos corales de las maderas, la potencia del metal, cuerdas en todo su esplendor, todo en su sitio sobresaliendo de la masa cuando debe y sin embargo soportando a las voces en todo momento. Todo un lujo para el oído.

Podríamos seguir enumerando grandes momentos de la grabación, como la fuerza de los hombres en el Rex Tremendae con los solistas elevando sus voces sobre ellos, o la gracilidad del Sanctus y su fuga abierta por los oboes junto a las sopranos. Sin embargo es el Liberame final de la soprano lo que termina por poner los pelos de punta, seguido por el sepulcral silencio de los últimos segundos de la grabación como respetuoso broche final.

Puede parecer que en este texto no se entra demasiado en detalles, o que se podría hablar más en profundidad de algún número en particular, pero es que tras escuchar el disco ocurren dos cosas: Más te gusta la grabación y más te gusta la obra. Es simple, pero es así, este CD es digno de tenerse en casa y oírlo con tranquilidad porque sencillamente lo merece.

Descanse en paz, Maestro.

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