El 7 de marzo, abrirá el ciclo Amanecer, concierto con videocreación de Diego Cayuelas, piano (con la colaboración de Daniel Cayuelas, piano, con obras de Grieg, Chaikovski, Rimsky-Korsakov, Shostakovich, Schumann, Satie, Debussy, Huillet (1965) (estreno en España), y Ravel.
Diego Cayuelas, catedrático del Conservatorio Superior de Madrid, ha grabado música española para piano de los siglos XX y XXI, y ha colaborado con destacados compositores contemporáneos. A lo largo del concierto se proyectará una videocreación que recrea, a tiempo real, la luz del momento del día evocado por la música.
Es posible que La mañana que Edvard Grieg compuso en 1875 como parte de la música incidental para el Peer Gynt de Ibsen sea una de las mejores pinturas musicales del amanecer. Construida sobre un motivo que se va repitiendo, la obra crece en intensidad del mismo modo en que los rayos del sol se hacen más intensos y el astro ocupa una posición central en el firmamento. Este amanecer sirve de preludio a un conjunto de obras que tienen en común la representación con medios musicales del sol naciente.
El 14 de marzo es el turno del Mediodía, con el Concierto con videocreación del pianista Andrea Bacchetti con obras de Debussy, Malipiero, Bax, Liszt y Bach.
Reconocido intérprete de Bach, Andrea Bacchetti debutó a los 11 años y recibió consejos de artistas como Berio, Karajan o Magaloff. Entre sus registros destacan las Variaciones Goldberg (que interpreta en este concierto) y las obras para piano de Berio.
A lo largo del concierto se proyectará una videocreación que recrea, a tiempo real, la luz del momento del día evocado por la música.
Se cuenta que el conde Hermann Carl von Keyserlingk padecía insomnio. Las horas se le hacían eternas hasta que decidía llamar a su clavecinista de cabecera, Johann Gottlieb Goldberg, para que tocara algunas piezas que le ayudasen a conciliar el sueño. En una ocasión, el conde mencionó a Bach su deseo de tener algunas piezas que su clavecinista pudiera tocar en estos difíciles momentos, y el compositor respondió con una serie de variaciones que, al estar basadas en un esquema armónico repetido, podrían facilitar el adormecimiento del noble. Esta historia, presumiblemente inventada, la cuenta Forkel, el primer biógrafo de Bach. Cuando Bach compuso las Variaciones Goldberg en 1741 atesoraba un vastísimo conocimiento del contrapunto.
El atardecer será el protagonista en el concierto del 21 de marzo, con videocreación de la pianista Tamar Beraia con obras de Chopin, Chaikovski, Brahms, Liszt, Debussy, Ravel y Bartók.
Tamar Beraia (Tiflis, Georgia, 1987) se formó en su país natal y en Suiza, y ha sido reconocida en concursos como el de Santander Paloma O´Shea, donde se alzó con el tercer premio y el premio del público.
A lo largo del concierto se proyectará una videocreación que recrea, a tiempo real, la luz del momento del día evocado por la música.
Aunque un nocturno fue, en origen, cualquier pieza interpretada al caer la noche, el término cobraría vida propia en los albores del siglo XIX con el generalizado interés por la oscuridad, el misterio y lo siniestro, que se extenderá también a la literatura (recuérdense las Noches lúgubres de Cadalso). Fue en 1812 cuando John Field publicó sus Nocturnos (los primeros de tal nombre). Desde entonces, el término hizo fortuna y se difundió, en buena medida gracias a Chopin, sirviendo para definir a una composición pianística, generalmente lenta, de carácter melancólico, con una melodía ornamentada en la mano derecha y un acompañamiento de acordes partidos en la izquierda.
El Claro de luna será la última de las citas de marzo, con el concierto con videocreación del pianista Albert Guinovart con obras de Beethoven, Claude Debussy y Albert Guinovart (1962) (una de las piezas es estreno absoluto).
Albert Guinovart, pianista y compositor, ha grabado obras de Albéniz, Turina, Montsalvatge o Benejam, así como composiciones propias. Es autor de un extenso catálogo sinfónico y camerístico en el que también destacan los musicales.
A lo largo del concierto se proyectará una videocreación que recrea, a tiempo real, la luz del momento del día evocado por la música.
Fue el influyente crítico Ludwig Rellstab quien dio el sobrenombre de Claro de luna a la Sonata nº 14 en Do sostenido menor Op. 27 nº 2 de Beethoven. Compuesta en 1801, fue publicada en 1802 y está dedicada a Giulietta Guicciardi, una joven alumna del autor. Al igual que la Sonata nº 13 (junto a la que fue publicada), fue subtitulada Quasi una fantasia, lo que refleja su carácter libérrimo. Se inicia con un movimiento lento (lo que es, ya de por sí, inusual), con una delicada textura. Su carácter meditativo, elegíaco, resultaba muy grato para la sensibilidad afectada del primer tercio del siglo XIX e inspiró a Rellstab el sobrenombre por el que es conocida la obra.