Doce Notas

250 AÑOS DE LA MUERTE DE HAENDEL

Nacido en Halle el 23 de febrero de 1685 (el mismo año que J. S. Bach y Domenico Scarlatti) con el más germánico nombre de Georg Friedrich Händel, ya era organista de la catedral de su ciudad antes de los 20 años. Su primera ópera, Almira, compuesta justo con 20 años, fue muy bien acogida y un año después, 1706, se trasladó a Italia donde residió cuatro años y conoció personalmente a los grandes como Corelli, los dos Scarlatti (Alejandro y Domenico) y a Stefani a quien sucedió como maestro de capilla en Hannover en 1710. Un año después, su ópera Rodrigo fue un gran éxito en Londres, donde se trasladó a vivir y trabajar prácticamente el resto de su vida. En la capital inglesa fue compositor y empresario de ópera. Luego vendrían todo tipo de vicisitudes, crisis económicas ligadas al volátil negocio operístico, amistades reales, su magno periodo de los grandes oratorios (como el Mesias, una de las obras más famosas de la historia), conciertos de cámara de diversos géneros y una serie de reconocimientos que le convirtieron en un gigante en vida. Y aun después, Mozart, Haydn o Gluck le reconocieron como el mayor maestro del pasado (la obra de Bach aún no había alcanzado el reconocimiento que empezó en el siglo XIX, y el pasado era una nebulosa). El propio Beethoven lo describió como “el más grande compositor que haya vivido nunca”. Incluso sus negocios, rehechos tras sus fracasos en la ópera, fueron considerables, dejando una herencia de 20.000 libras que algunos especialistas consideran como el equivalente a 4 millones de dólares de nuestros días.

Si la fama de Haendel fue siempre un valor inatacable, no ha ocurrido así con sus más de 40 óperas que, no obstante, han comenzado a valorarse a lo largo del siglo XX, especialmente cuando pudo ser resuelto el problema de sustituir con alguna solvencia a los célebres castrati. Hoy día, sus óperas italianas se han convertido en la principal fuente de repertorio lírico de la primera mitad del siglo XVIII.

En todo el mundo, pero especialmente en sus dos principales países, Alemania e Inglaterra, se está conmemorando el aniversario como el genio merece. En España quizá no tanto, pero no por falta de reconocimiento sino, quizás, por un cierto déficit de grandes instituciones, y es que el más monumental de los últimos genios del Barroco reclama en todo momento grandes esfuerzos, aunque no tantos como cuando se reunieron 4.500 cantantes en el Crystal Palace de Londres para encarnar su inmortal Mesías en 1883.

La ciudad de Halle, inicia hoy 14 de abril los actos conmemorativos que a lo largo de todo el año se irán desarrollando en los distintos lugares que recorrió el compositor en su juventud. Entre ellos se encuentra la reapertura de la Casa natal del compositor, recientemente restaurada, abierta al público con la exposición permanente «Haendel: el europeo». En ella se traza un recorrido por su vida en los tres países en los que se realizó su monumental obra: Alemania, Italia e Inglaterra.

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