
Cuarteto Quiroga. Cortesía CNDM
Se trata de un ciclo muy sustancioso que se inaugura el jueves, 29 de mayo, y llega hasta el próximo 1 de julio, a razón de un concierto por semana, todos los jueves excepto el último que será en martes. Todos ellos, en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid.
Este notable esfuerzo al que se somete una de las grandes formaciones españolas tiene, además, un programa de enorme coherencia: los seis Cuartetos Op. 20, de Franz Joseph Haydn, los seis Cuartetos “dedicados a Haydn”, de Wolfgang Amadeus Mozart y una destacada serie de piezas para cuarteto de cuerda del compositor húngaro György Kurtág. Con esta arquitectura, el Cuarteto Quiroga dibuja cada concierto con similar itinerario, un cuarteto de Haydn, una o varias piezas de Kurtág y otro de Mozart como final de cada concierto.
Especial significado va a tener el primero de los conciertos, el del jueves, 29 de mayo, ya que en la parte que corresponde a Kurtág se escuchará un estreno mundial, una obra encargada al maestro húngaro por el CNDM y la Fundación BBVA. Este acontecimiento vendrá precedido por la escucha del Cuarteto número 1, de 1959, del veterano creador. Y ambas obras estarán enmarcadas por el Cuarteto nº 28, op. 20, nº 1, de Haydn; y el Cuarteto nº 16, KV.428, de Mozart.
Es interesante señalar el recorrido de las obras de Kurtág que se van a escuchar en este ciclo, ya que son, sin duda, mucho menos conocidas por el aficionado que los gigantes del clasicismo vienés. Así, en el segundo concierto (5 de junio), Kurtág será el centro de nuevo con su Hommage à Mihály András, 12 microludes, op. 13, una obra de 1977/78. En el tercer concierto (12 de junio), se escucharán 6 Moments musicaux, op. 44, del año 2005. En el cuarto concierto, se proponen dos piezas emparentadas, Aus der ferne III y Aus der ferne V, de 1991 y 1999 respectivamente. El quinto concierto permitirá oír el Hommage à Jacob Obrecht, de 2004/5, y Arioso. Hommage à Walter Levin 85, in Alnab Berg Manier, de 2009. Ambas obras serán estreno en España. El último concierto, por su parte, programa la pieza Officium breve in memoriam Andreae Szervánszky, op. 28, de 1998/99.
Un repaso, en suma, sustancial de la literatura cuartetística de este ya legendario creador, heredero de Bartók y Ligeti, nacido en 1926, y que goza de una vitalidad creadora asombrosa que le ha convertido en un clásico en vida.
El Cuarteto Quiroga, formado por los violinistas Aitor Hevia y Cibrán Sierra, el viola Josep Puchades y la violonchelista Helena Poggio, se ha constituido en una de las grandes formaciones europeas de la última década y, sin duda, en el más importante de los que viven y trabajan en Madrid. Su versatilidad le permite acometer proyectos extenuantes como este veraniego de la temporada del CNDM, en el que el tránsito del estilo clásico vienés, donde se forjó la leyenda del cuarteto de cuerda, da paso a la música más actual sin solución de continuidad. Si el Cuarteto Quiroga pretendía mostrar el más difícil todavía, este ciclo es una oportunidad inmejorable.