
Claudio Abbado © Peter Fischli
Max Hole, Presidente y Director General de Universal Music Group International, ha declarado: “Como todos los amantes de la música en todos los rincones del mundo, me siento profundamente entristecido por la muerte del Maestro Abbado. La contribución de Claudio Abbado a la vida musical es inestimable, desde las agrupaciones que creó a los puestos que ocupó en La Scala, la Orquesta Filarmónica de Berlín y el Festival de Lucerna. Ha sido un privilegio para todos los que estamos en Universal Music trabajar con él durante tantos años: él fue verdaderamente uno de los grandes”.
Frank Briegmann, Presidente de Europa Central de Universal Music y Deutsche Grammophon, ha comentado: “Claudio Abbado ha cambiado el mundo de la música: con el legado de su obra, así como con su personalidad, él puso sistemáticamente el énfasis en el diálogo y la cooperación, lo cual hacía que su música fuera tan viva. Además ha causado un gran impacto como un valedor de los jóvenes talentos. Muy a mi pesar, nuestros planes para el futuro van a quedar ahora incompletos. Sin embargo, es un consuelo saber que el espíritu de Claudio Abbado seguirá vivo después de su muerte: tanto en sus grabaciones como en lo que ha enseñado a otros artistas”.
Claudio Abbado será recordado no sólo por su capacidad para revelar los secretos de la música con una claridad infalible, sino también por su labor incansable y sus dotes comunicativas para promover a músicos, fundar orquestas y crear festivales.
En 2012, cuando Gramophone nombró a Abbado una de las “50 Personas que Cambiaron la Música Clásica”, Douglas Boyd escribió: “Lo que hace de Claudio un gran artista es su humanidad, su extraordinaria capacidad para cambiar los sonidos de la orquesta con un simple gesto […]. Sus interpretaciones pueden cambiar toda una vida”.
Abbado, que realizó su primera grabación para Deutsche Grammophon en 1967, y su última en 2013, deja tras de sí un extraordinario legado grabado que da fe de su desarrollo personal como músico, sus especiales afinidades por Beethoven, Schubert, Mendelssohn, Rossini, Verdi, Mussorgsky, Mahler, Debussy y Ravel, su defensa de obras contemporáneas y sus logros con instituciones en las que ejerció de director musical y que, a su vez, sirvieron para moldear su carrera: el Teatro alla Scala de Milán (1968-1986), la Orquesta Sinfónica de Londres (1979-1987), la Staatsoper de Viena (1986-1991) y la Orquesta Filarmónica de Berlín (1989-2002).
Dedicó mucho tiempo a alimentar el talento joven, y fue fundador y director musical de la Orquesta Joven de la Unión Europea, que acabaría dando lugar a la Orquesta de Cámara de Europa en 1981; con ellos dirigió grabaciones de Il viaggio a Reims de Rossini y las sinfonías completas de Schubert (“Disco del Año” de Gramophone en 1986 y 1988, respectivamente). Después de dejar Berlín en 2002, siguió trabajando con la Orquesta de Cámara de Europa y la Orquesta de Cámara Mahler antes de crear la Orquesta del Festival de Lucerna en 2003 y la Orchestra Mozart en Bolonia en 2004.
No dejaron de seguir apareciendo importantes publicaciones: para conmemorar el octogésimo cumpleaños de Abbado en 2013, Deutsche Grammophon publicó una edición en 41 CDs que cubrían las principales obras del repertorio sinfónico. En el mismo año la compañía publicó sus grabaciones con la Orchestra Mozart de la Segunda Sinfonía de Schumann y Conciertos para piano de Mozart con Maria João Pires, mientras que está previsto que una nueva grabación con Martha Argerich de los Conciertos para piano en Re menor y Do mayor de Mozart, K 466 y K 503, respectivamente, aparezca en febrero de 2014.
El enfoque que Abbado resumía en las palabras “el término ‘gran director’ carece de significado para mí: es el compositor quien es grande” no era retórica huera. Después de una preparación meticulosa, que implicaba la consulta de fuentes originales, dirigía todo de memoria. Liberado de la presencia física de la partitura, era quizá su capacidad de escuchar verdaderamente lo que hacía que sus interpretaciones fuesen únicas. En una entrevista concedida a The Guardian en 2009, Abbado hizo el siguiente comentario: “Para mí, escuchar es lo más importante: escucharse unos a otros, escuchar lo que dice la gente, escuchar la música”.