Enrique Ferrández, padre de Pablo, tenía dieciocho años cuando escuchó por primera vez un disco de Pau Casals y aquel sonido le causó tal impresión que abandonó sus planes de ser científico para comenzar a estudiar el violonchelo a una edad bastante tardía y sin haber tenido previamente ninguna conexión con la música. Hoy es violonchelista en la Orquesta Nacional de España y es tal su admiración por Casals, que le puso a su hijo el nombre del maestro.
Pablo Ferrández, que reside actualmente en Frankfurt, se ha consagrado, a sus 22 años, como uno de los jóvenes chelistas más destacados del panorama actual. Becado por la fundación Pau Casals, ganador de los concursos más prestigiosos, entre ellos el pasado abril del segundo premio del Internacional Paulo Cello Competition, quizá la prueba más dura para jóvenes chelistas, acaba de grabar en el plazo de apenas un mes dos discos en Alemania. Uno bajo la dirección del célebre Heinrich Schiff y otro como solista con la Filarmónica de Stuttgart que ha querido que sea un homenaje al músico que le dio su nombre, interpretando los dos últimos conciertos que Pau Casals grabó (Schumann y Dvorak) así como el Cant dels Ocells, que también interpretará en el Salón del Tinell junto a dos Suites de Bach.
“Cada vez que en algún concierto, en algún país, interpreto como bis el Cant des Ocells, el público se pone en pie. Casals hizo célebre esa obra y, cada vez que se toca, él está muy presente. Por eso para mí es tan especial interpretarla en el homenaje al Maestro y además hacerlo en un marco tan impresionante como el Salón del Tinell”, señala Ferrández.
Pablo guarda muy buenos recuerdos de actuaciones previas en Barcelona: “Cuando tenía 16 años interpreté el Concierto para violonchelo y orquesta de Dvorak en el Liceu de Barcelona bajo la dirección del Maestro Ros-Marbá y fue una noche mágica, que para mí siempre estará asociada a esta ciudad”.
Más información: www.paucasals.org
(Pablo Ferrández toca un Andrea Castagneri de 1733)