Doce Notas

Eclecticismo o la virtud de mantenerte a flote entre varios mundos

cdsdvds  Eclecticismo o la virtud de mantenerte a flote entre varios mundosUna gran mayoría de ediciones han preferido sacar a la luz estudios que encasillan a los autores dentro de estrechos periodos musicales, de cajones estilísticos que cierto es ayudan al estudiante a entender  el proceso creativo y a diferenciar las luces de las sombras sin tener que hacer un esfuerzo ingente; aún defendiendo estas posturas, que hacen nuestro trabajo más preciso, hay que tener en cuenta que  lo que se consigue,  por el contrario,  es que en ocasiones no entendamos ciertos toques exóticos de la historia  que superan tales etiquetas  y que no sepamos de las razones por las cuales está tal músico o música ahí, navegando entre dos mundos mientras rema hacia el  por venir sin haber soltado amarras del puerto de salida.

Cuando echas mano del ensayo del defensor de estas teorías  Adolfo Salazar  en Los conceptos fundamentales en la historia de la música, El caso de Georg Philipp Telemann se hace más que evidente. De un ser creado en el Barroco, cuatro años mayor que Bach padre,  a un compositor que no deja atrás la esencia que le ha tocado vivir y sin embargo se asoma pícaramente al cajón de Haydn.  Este compositor totalmente innovador y prolífico presenta la problemática de coexistir en una encrucijada cuyos caminos Bach y Haëndel definieron pero que en su caso es superada en una evolución estilística que ha hecho que las etiquetas no funcionen y por ello se le ha estigmatizado como si fuera un naufrago en la nada. Y si a esto le sumamos que la interpretación de sus obras tiene que ceñirse al periodo que le ha tocado vivir o al posible cambio al clásico, ¿qué hacemos los que nos acercamos a su obra?

La elección en la grabación que nos atañe es la correcta. Elizabeth Wallfisch por quinta vez, a la cabeza de su grupo histórico  the Wallfisch Band, ha llevado a cabo la grabación de otros  siete conciertos para violín que de nuevo vuelve a ser referencia en la interpretación de la obra del compositor de Magdeburgo. A  medio camino entre la técnica violinística barroca y el periodo clásico, los Wallfisch hacen una lectura que deja atrás la magnificación de  los contrastes, como las repeticiones en dinámicas exageradas o la utilización de efectos tales como el spicatto largo-corto , para adentrarse en un mundo de una técnica más cercana a la orquesta clásica donde el vibrato, el sonido plano  y la melodía como conjunto, no como adornos independientes, conforman una interpretación sin radicalismos ni extremismos , a mi parecer demasiado recurrente y recargada en el extenso catálogo TWV que ya ha sido grabado.

Por poner un pero, quizás en alguno de los tiempos más cantábiles el violín de Wallfisch recuerde a los lentos de los conciertos de Mozart; aunque, ¿Quién sabe? Quizás de la interpretación de los del salzburgués también aprendamos que Telemann  se acercó al estilo y rompió los tópicos.

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